El Absolutista Ansioso (arquetipo 1)
Es hora de compartirte mis aprendizajes durante la etapa de sufrimiento con la ansiedad. Y cómo fui más allá de esos mecanismos destructivos para transformar mi sufrimiento en coraje y comprensión.
A medida que leas la descripción de cada arquetipo, ve fíjándote en la diferencia entre las preguntas y afirmaciones que hace cada uno. Toda frase esconde secretos que pueden aportarte claridad durante el camino.
Las palabras que utilizamos nos llevan por diferentes RUTAS
Unas plagadas con malentendidos mentales y dudas tramposas.
Otras ricas en comprensiones y preguntas poderosas.
Recuérdalo.
Ahora, sin más preámbulos, te presento al primer arquetipo:
ABSOLUTISTA ANSIOSO
OTRO AVISO: antes de que pienses que estoy juzgando a cualquiera, recuerda que sé describir este arquetipo porque yo mismo fui esa persona durante AÑOS. Tampoco me culpo por haberlo sido. Son “cicatrices mentales” de una guerra que abandoné hace tiempo. Las llevo con suma alegría, porque me han enseñado lecciones valiosas que me acompañan cada día.
El camino de transformación nos va dando enseñanzas cuando las necesitamos (puede que quieras preguntarte por qué estás aquí leyéndome ;-).
Empecemos con el primer despiste mental (y el más importante) que experimenta la persona con ansiedad.
1 – IDENTIDAD FORZADA
Un verano, cuando tenía 12 años, un psicólogo amigo de nuestra familia (que me odiaba porque metía en malvadas travesuras a su hija) estaba en el salón de casa hablando con mi hermana sobre la personalidad y el carácter. Entonces pasé por delante y me dijo con una sonrisa falsa:
“Tú siempre has sido FÓBICO”.
¿Te parece normal soltarle esa frasecita a un niño de 12 años?
Chico inocente (en pleno crecimiento) recibe el siguiente mensaje de una autoridad adulta (¡encima psicólogo!):
“ERES FÓBICO”.
Nadie me intentó convencer de lo contrario. Por lo tanto pasé años creyendo esa mentira, y reforzando esa identidad limitante. Al creer que “era fóbico”, me pregunté cuál era la razón (como era lógico). Eso me hizo caer en una trampa, porque empecé a buscar – y a encontrar – razones para confirmar esa mentira.
Si te dan “pistas falsas”, y te las crees, encontrarás rutas llenas de sufrimiento.
La formula:
Soy Fóbico X esto + esto + esto = ES VERDAD
Yo mismo “compré” esa idea (porque sólo era una idea) y desde ese momento creí que estaba FORZADO a ser esa “etiqueta” de “fóbico”. ¿Y cuál es la misión de un “fóbico”? ¡Acumular miedos!
Cuidado: no vayas a acumular algo de confianza y se caiga tu mito de “personaje fóbico”.
Más tarde – menos mal – conocí otras auténticas verdades, muy alejadas de esa estupidez. Una de ellas fue que los títulos de “psicólogo, psiquiatra, coach o terapeuta” no significan NADA… hasta que el profesional te demuestra que tiene habilidades prácticas para la vida moderna (desde entonces tengo mucho ojo con fiarme de cualquier “autoridad” por el único hecho de llevar una bata blanca o tener títulos colgados en una pared).
Como irás viendo, cada identidad limitante contiene un Malentendido Mental y una Duda Tramposa. Más tarde te contaré cómo las transformé en nuevas Comprensiones que despertaron en mi mente ciertas Preguntas Poderosas.
Malentendido Mental: fui así, soy así y seré así
Duda Tramposa: ¿por qué soy así?
La primera identidad dio lugar a la segunda.
2 – EL MÁRTIR REACTIVO
Desde la segunda identidad limitante, creyéndome más “Absolutista Ansioso”, afirmé lo siguiente:
“Si soy así… ¿qué puedo hacer?”
¡Nada!
Bueno, sí… puedo lamentarme. Resignarme. Quejarme. Justificarme.
No me quedaba otra, ¿o sí?
Estaba siempre a la defensiva, lleno de agresividad contenida.
La historia que empecé a contarme fue la clásica que llamo, el papel de Mártir Reactivo.
“Pobrecito de mí… ¿por qué me ha tocado esto? … ¡malditos supuestos expertos y empresas que se aprovechan de mi sufrimiento! … ¡no me merezco esto! … la vida es injusta conmigo…”
También caía en culpar a lo de fuera. “Mi madre me sobreprotegió, mi profesor me anuló, tal circunstancia me traumatizó”.
Sentía resentimiento y rabia.
Dado que me identificaba con el papel de mártir, tenía que sacarle partido y conseguir “aliviarme” de alguna manera. Aquí la trampa fue lo que llaman en psicología los beneficios secundarios.
¿Qué beneficio obtenía al quejarme?
La sensación de certeza (un químico cerebral muy adictivo).
Cuanto más me contaba la historia de víctima, más seguridad (falsa) sentía porque conocía mejor mi historia. La tenía clara. La conocía a fondo. Era sufrida, pero predecible y algo controlable.
Si encontraba cierta lógica, sentía cierto control.
Malentendido Mental: soy una víctima esclava de mis circunstancias externas.
Duda Tramposa: ¿por qué a mí?
Eso me hizo creer más en la identidad 3.
3 – EL PACIENTE ENFERMO
Después de leer y escuchar a varios médicos diciendo que “la ansiedad es una enfermedad que genera un desequilibrio químico en el cerebro”, me empecé a identificar con la idea de “paciente roto, enfermo y raro”.
Si lo dice un médico, será verdad, ¿no?
Primero escuché que era curable. Eso me alivió. O sea que busqué opciones médicas como la opción más lógica (si tengo un desequilibrio, necesito curarlo con una pastilla, no me queda otra). A pesar de que hoy creo que la medicación puede ser un “empujón” puntual útil (en casos concretos donde hay detrás un científico actualizado y ético) seguí buscando otras opciones.
Te voy a ser sincero. A una parte de mí le gustaba la etiqueta de “enfermito”. Me aportaba cierta tranquilidad al menos tener un diagnóstico claro. Además, con esa nueva etiqueta de enfermo podía darme permiso para lamentarme porque ahora tenía una razón de peso (¡lo decían varios médicos prestigiosos, tenía que ser la verdad!)
A mucha gente le pasa esto. Toman cualquier lectura como la verdad absoluta, sin cuestionarla, y eso les lleva creer una de dos opciones:
1. Es una enfermedad curable, sólo necesito la pastilla correcta.
2. Es una enfermedad incurable, sólo necesito aprender a “lidiar” con ella con la pastilla correcta.
Pero algo dentro de mí me hizo cuestionar estas ideas.
Entonces, me pregunté:
¿me hicieron algún test médico para diagnosticarme?
Me puse a investigar y descubrí que los diagnósticos de ansiedad están basados en OPINIONES, no en exámenes médicos de sangre o cerebrales. Imagínate que nos diagnosticaran un cáncer sin hacer ninguna prueba médica, sólo contándoles nuestros síntomas. Ningún médico consciente haría eso. Te harían una prueba científica (e incluso varias).
Como vas a ir viendo con tus propios ojos… la ansiedad no es una enfermedad.
Es una ilusión psicológica. Las ilusiones no se “tratan” ni se “curan”. Se ven y se comprenden.
Malentendido Mental a): la ansiedad es una enfermedad curable
Duda tramposa a): ¿Cómo «curo» la ansiedad?
Malentendido Mental b): la ansiedad es una enfermedad que no se cura nunca
Duda tramposa b): ¿cómo aprendo a “lidiar” con la ansiedad como forma de vida?
¿Qué pasa cuando creía la identidad forzada de “mártir enfermo”?
Que me creí la identidad 4.
4 – EL ETERNO SUFRIDOR
Las historias que te cuentas sobre ti, influyen en cómo experimentas la vida. Mi vida consistía en sufrir, sufrir, sufrir.
Era mi misión. Mi gran drama vital. La ansiedad como protagonista.
Era mi destino.
Estaba marcado así.
Pensaba cosas como: “otros tienen otros problemas, yo tengo esta personalidad. Me ha tocado”.
Malentendido Mental: soy la persona sufridora que tiene que luchar con fuerza
Duda tramposa: ¿qué nuevo obstáculo puedo encontrar hoy?
Aunque, más tarde se abrió una pequeña puerta de esperanza y surgió una pregunta nueva:
¿Y si alguien poderoso me pudiera salvar?
Entonces caí en la identidad 5.
5 – DEPENDIENTE DE «LA SALVACIÓN»
(La verdad es que me considero bastante valiente por admitir todo esto. ¿Sabes qué me encanta? Que estoy feliz de confesarte mis errores. No siento vergüenza ni culpa por haber estado tan perdido. Me siento libre de contártelo con confianza porque sé que te va a ayudar (te hablo a ti, a la persona que desea VER más allá y aprender la verdad sobre la transformación real).
Aunque me creía un sufridor eterno, tenía algo de esperanza en que alguien con poderes me sacara del “hoyo”.
Entonces, busqué a mi “salvadora”.
La primera que tenía a mano, mi hermana. Ella me intentó ayudar desde el principio, pero sus consejos no servían de nada. No tanto porque fueran malos (algunos sí eran menos efectivos porque ella justo estaba empezando en psicología… ahora tiene casi 20 años de experiencia) sino porque yo estaba cayendo en otra trampa fundamental.
Si me sentía bien, decía al experto:
“¡me has cambiado la vida!”
Si me sentía mal, pensaba por dentro:
“es tu culpa que esté así”
Dejé de pedirle consejos durante un tiempo porque me dediqué a buscar nuevos salvadores.
En psicología hay un concepto que llaman “atribución externa”. Un proceso donde la persona responsabiliza absolutamente al experto de sus resultados.
Mis avances o mis recaídas eran responsabilidad del salvador.
Si mejoro, le adoro porque ha conseguido que mejore.
Si empeoro, le odio porque es su culpa.
Me volví dependiente de que me liberara alguien externo. Parecía lo más fácil y cómodo. Total, yo no era experto en el tema. Alguien TENÍA que salvarme del sufrimiento, sí o sí.
Malentendido Mental: necesito que alguien me salve. Si me “salva”, la adoro. Si no me “salva”, es su culpa.
Duda Tramposa: ¿quién puede salvarme?
Pero esa opción tampoco me convencía (más que nada porque seguía aterrado). Me puse a buscar conocimiento y descubrí que YO MISMO podía informarme. Me harté de depender de expertos y empecé a estudiar, casi sin descanso, materiales de psicología y desarrollo personal.
Durante meses devoré todo tipo de teorías y técnicas, hasta que caí en la trampa de creerme la identidad 6.
6 – ANALISTA SABELO-TODO
La cultura nos ha vendido que necesitamos hablar mucho de nuestro problema para “sacarlo”.
Cuanto más cuentes, más datos tendrás para descubrir el origen en tu pasado.
Pero ¿qué pasa cuando repites una y otra vez tu historia de sufridor?
Que te la terminas creyendo.
más la cuentas = más la ALIMENTAS
Buena fórmula para reforzar la identidad combinada de “Mártir Sufridor Enfermito”.
Si no tienes el entrenamiento psicológico adecuado, contar tu historia de sufrimiento sólo te convertirá en sufridor profesional. Cayendo en la trampa de lo que Rocío y yo llamamos La Burbuja del Parloteo (el proceso inconsciente de creer que necesitas hablar más para transformarte, cuando lo que consigues es más angustia en general).
LA BURBUJA DEL PARLOTEO
Malentendido Mental: tengo que acumular más información de mi pasado para “entender” el problema
Duda Tramposa: ¿cómo puedo entender mejor mi sufrimiento?
Ahora consultaba a expertos creyéndome que me sabía las lecciones. Ahora YO les hacía examen a ellos. Sabía más de ansiedad que muchos titulados. Era analista profesional. ¡Había leído y probado muchísimo! ¡Ellos no sabían lo que es sufrir con ansiedad!
Sí, pero rápidamente recordé que seguía paralizado de miedo.
Toma bofetada, Iñigote
Fue una gran dosis de humildad, la verdad (algo que potenció mi proceso de transformación).
Relajé mi arrogancia sabelo-todo. Me tomé el camino con mejor actitud. Pero después de tanta acumulación de fracasos, sinceramente, me volví un tanto cínico y vago, creyéndome la identidad 7.
7 – CLIENTE PASIVO-DEMANDANTE
Ya no me creía paciente. Me negaba a aceptar esa etiqueta. No quería ser el “enfermito” de turno.
Ahora era cliente, que sonaba mejor.
Un cliente frente a expertos que debían aportarme soluciones ante mis problemas.
Enfocaba la compra de terapias y cursos como si estuviera en un supermercado o centro comercial.
Si el producto no funciona tienes que DEMANDAR tus derechos como consumidor.
Esa actitud me mantenía siendo una víctima débil a merced de los expertos. Creía que me había “empoderado”, ya me sentía merecedor de un cambio definitivo, pero lo seguía haciendo desde la confusión, desde expectativas absolutistas limitantes.
Malentendido Mental: puedo pagar para que alguien arregle mi vida
Duda Tramposa: ¿cómo van a solucionar mis problemas?
Harto de no conseguir resultados con ellos, durante una época, pasé de buscar otro tipo de ayuda.
Me alié con mis “camaradas sufridores”
Los ansiosos sí que me entendían. Juntos podríamos ayudarnos. ¡Cómo no lo había pensado antes!
Ya había acudido antes a foros, buscando síntomas, descartes y confirmaciones. Pero ahora me creía que lo iba a hacer desde un lugar más elevado…
Entonces me creí la identidad limitante 8.
8 – MIEMBRO FIEL DE “LA COMUNIDAD ANSIOSA”
Empecé a frecuentar foros y webs de ansiedad en ingles.
Eran mi “hogar”.
Un refugio que me aportaba alivio porque ya no era la única víctima. ¡Había otras como yo! Otros sufridores en busca de la solución. Ya no estaba solo.
Ese alivio inicial se convirtió gradualmente en más miedos, obsesiones e inseguridades.
Tanta conversación sobre síntomas me estaba DESTRUYENDO
Ahora tiene total sentido para mí, pero en esa época estaba tan perdido en mis auto-engaños…
Dicen que “en lo que centras tu atención, tiende a AMPLIFICARSE en tu experiencia”.
Si estás todo el día con la atención focalizada en ansiedad, síntomas y sufrimiento, obtendrás más de eso.
Por eso mi hermana y yo nos identificamos sobretodo como expertos en calma, claridad y confianza (no tanto como expertos en “ansiedad y sus síntomas”, que también).
Tenemos una web específica llamada TODO SOBRE LA ANSIEDAD. Pero en HERMANOS LACASA, el FOCO está en los aspectos POSITIVOS de la vida, y cómo desarrollarlos (aunque insisto: no ignoramos por completo los negativos, porque también tienen su valor y aprendizajes).
Cuando te identificas con ser “miembro de comunidades de ansiosos”, al frecuentar a menudo foros de ansiedad, tiendes a ALIMENTAR esa identidad.
Recuerda la fórmula de la IDENTIDAD FORZADA:
Soy Fóbico X esto + esto + esto = es verdad
Malentendido Mental: rodearme de personas viviendo con ansiedad me dará fuerzas y respuestas poderosas
Duda Tramposa: ¿qué síntoma debo investigar hoy en internet?
Estaba tan HARTO de creerme “el ansioso”
No estaba gusto con quién era. Algo me decía que el miedo estaba alejándome de mi verdadero potencial. A veces sentía rechazo hacia personas que hablaban de cosas que yo ya estaba superando (hoy siento algo muy distinto). No quería seguir sintiéndome reflejado en ellas.
Esa identidad me terminó pareciendo INÚTIL.
Hay personas que siguen queriendo creerse eso, porque les aporta significado y certeza (pocos lo admitirán). Lo respeto. Pero yo quería ir más allá. Bajo ningún concepto iba a seguir así. Creía en mí. Algo en mi interior me decía que era posible vivir tranquilo, seguro y fuerte.
Más tarde tuve que bajar un poco el grado de optimismo soñador, porque caí en la identidad 9.
9 – CONSUMIDOR CORTO-PLACISTA DE PÍLDORAS MILAGROSAS
Me cuesta un poco admitirlo, pero más de una vez me dejé llevar por ciertas “promesas jugosas” en internet.
Ahora que me ilusionaba creer que tenía solución, me sentía impaciente por conseguirla.
Con los años llegué a gastar miles de euros en productos de todo tipo (remedios, suplementos, ebooks, cursos, terapias raras…). Estaba en una búsqueda constante de trucos fáciles, píldoras milagrosas y técnicas sobrenaturales que me ayudaran a escapar de los pensamientos y sentimientos. Compraba casi lo que fuera. “Esto es lo definitivo”, me decía una y otra vez. Estaba tan desesperado pero tan determinado, que estaba dispuesto a pagar lo que fuera.
Ya no confíaba casi en las personas
Mis nuevos amigos eran los “productos” (suplementos, dietas, remedios, libros etc).
Lo curioso es que, aunque sabía que eran ciertamente timos, seguía comprándolos, con la esperanza de que esta vez, sólo esta vez, se hiciera el MILAGRO.
Malentendido Mental: existe una píldora, que si la tomas, te despertarás al día siguiente con paz total y perfecta para siempre.
Duda Tramposa: ¿dónde puedo comprar “la píldora” que me haga olvidarme de todo esto?
Poco a poco me fui decepcionando tanto que…
dejé de creer en absolutamente todo
Eso sí… seguía convencido de que el secreto estaba en la información.
Vale, entendí que la solución estaba “dentro de mi”, no en sustancias externas. Por lo tanto, tenía que cambiar mi mente a través de nueva información. Y eso me hizo caer en la identidad 10.
10 – ACUMULADOR DE IN-FORMA-CIÓN
Si el secreto para eliminar la ansiedad (o aprender a “lidiar” con ella) está en la información, entonces necesitaba nuevos DATOS.
Más información = Más alivio
La lógica correcta haría que todo encajara de una vez por todas.
Malentendido Mental: cuanta más información obtenga, menos ansiedad sentiré
Duda Tramposa: ¿dónde puedo encontrar nueva información?
Buena fórmula para volverse un intelectual del problema (pero seguir notando casi el mismo miedo).
Nunca me sentí realmente en paz a través de datos y teorías.
Al principio algunas me calmaban, pero seguía recayendo en los mismos patrones.
Más tarde descubrí la diferencia entre in-formar y trans-formar (te cuento más en la siguiente página).
Aquí empieza a terminarse mi etapa perdido en las 10 identidades limitantes del Absolutismo Ansioso.
Si de verdad quería transformarme, necesitaba ir más allá de esas mentiras inútiles.
Necesitaba un cambio de PARADIGMA
Mi hermana y yo seguíamos haciéndonos la pregunta clave:
¿Qué IDENTIDADES tienen las personas que viven con calma corporal, claridad mental y confianza emocional?
Con el tiempo descubrimos que el problema no son esas identidades en sí mismas, sino creer que son la verdad absoluta.
El primer paso está en aceptar que nos hemos despistado durante un tiempo.
Lo siguiente es cuestionar esas ideas, para poder liberarlos del bucle ansioso.
Entonces, a medida que me atreví a reconocer estos patrones en mí – y me comprometí de corazón con aprender a transformarlos…
mi vida empezó a volverse MÁGICA
Poco a poco, mis nuevas acciones me convirtieron en otro tipo de persona, y me sumergí de lleno en una aventura llena de aprendizajes, descubrimientos y personas verdaderamente poderosas (yo entre ellas).
Me empecé a convertir en el tipo de persona que vamos a a explorar en la próxima página.
Entonces, ahora te hago la siguiente pregunta:
¿Quieres seguir descubriendo?
Me pregunto si te has reconocido en alguno de mis errores. Si es así, OLE. Has dado un paso enorme.
Oye, somos humanos imperfectos. Te entiendo. Si me atrevo a contar toda esa “basura” es por lo que te voy a contar en la siguiente página 😉
RESUMEN:
- Lo que te contamos es sólo nuestra perspectiva. Desconfía inicialmente de nosotros.
- Las identidades limitantes sólo son IDEAS que uno “compra”, es decir, mentiras que uno cree como la verdad absoluta.
- La persona que se cree el papel de “Absolutista Ansiosa”, cree que está forzada a ser así de por vida.
- Entonces termina creyendo que es una mártir reactiva que debe lamentarse.
- Cree que su ansiedad le convierte en “paciente enferma”… y como cree que está destinada al dolor constante, se cree la eterna sufridora, una persona dependiente del “salvador” o “salvadora”.
- Cuando finalmente se decepciona con todos los expertos, cae en la trampa de volverse una analista sabelo-todo, acumuladora de más y más datos. Entonces pasa de “paciente” a ser “cliente pasivo-demandante” que exige resultados (haciendo poco o nada).
- Se refugia en el sufrimiento de otros, volviéndose un miembro fiel de la comunidad ansiosa. Fiel al proceso de sufrir. Tan identificada con lo negativo (sin darse cuenta) que lo sigue alimentando y entonces lo aumenta y mantiene.
- A veces intenta aliviarse de nuevo consumiendo productos milagro, demandando resultados instantáneos.
- La pregunta clave que nos hacemos, es: ¿Qué IDENTIDADES tienen las personas que viven con calma corporal, claridad mental y confianza emocional?
- ¡Descúbrelo en la siguiente página!