“Hoy vamos a trabajar fuerza, resistencia y flexibilidad”, me decía hoy mi entrenador.
“Hay personas que se lesionan porque al estresar cierta zona, vulgarizan el movimiento. Lo estamos sofisticando”.
“Tu cerebro no conoce ese músculo, por no usarlo habitualmente con conciencia”.
Yo me emociono al ver cómo el trabajo del cuerpo se generaliza a la mente.
Y a la vida.
¿Sí o sí?
Pues sigamos generando fuerza, resistencia y flexibilidad, sofisticando nuestra percepción y poniendo conciencia.
Todo lo que experimentamos es una simulación.
Estamos percibiendo una película.
Y la vamos subtitulando, según nuestros aprendizajes pasados, recuerdos, deseos, estados…
Lo que percibes aquí y ahora es lo que te resultó de alguna utilidad en el pasado.
Y por eso, a veces, experimentamos emociones que pertenecen a registros antiguos que han de ser actualizados.
Hablaba con una cliente que sufrió maltrato de pequeña por sus compañeros de colegio.
Ella aprendió a agradar, a callar, a sobre-adaptarse a los demás para “sobrevivir”.
Como adulta, puede y quiere salir de ese patrón, porque ese pasado ya no existe.
El pasado no existe.
Pero todavía ante ciertas situaciones, surgen ciertas sensaciones y escenas mentales, que le invitan a caer en la compulsión a la repetición.
El cerebro la truca para responder como antiguamente, ya que le resultó de utilidad en su momento.
Se recuerda que es una ilusión, que emerge de algo antiguo y ya inútil, y es capaz de simplemente dejarlo estar y actuar como sabe corresponde ahora.
Cada vez es más natural.
Más sofisticado y simple.
Ahí lo dejo.
Para profundizar en estos conceptos, te animo a que entrenes con nuestros sistemas.
Un abrazo,
– Rocío
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