Un ataque de pánico es como un terremoto.
Un terremoto es una sacudida brusca y pasajera de la corteza terrestre producida por la liberación de energía acumulada en forma de ondas sísmicas.
Las capas inferiores están sometidas a tensión, a fricciones, y en un momento dado, emerge esa intensa vibración.
“Una vez que se produce esa repentina liberación de energía, a veces los materiales necesitan cierto tiempo para acomodarse, y por eso no es extraño que se produzcan las llamadas réplicas, es decir, terremotos más débiles que el principal, incluso varios días después”, afirma un artículo científico.
Puede que te suene.
Experimentar un terremoto interior nos está contando muchas cosas.
Puede que lleves días, semanas, meses o años viviendo en tensión.
Una tensión que puedes percibir más o menos en tu día a día, pero que en un momento dado, se descarga, en forma de crisis.
Sé que asusta, y que uno puede coger miedo a que vuelva a suceder, igual que quien vive un terremoto en su ciudad. Empieza a estar atento a ruidos, sensaciones y posibles avisos precursores.
Tenemos que ver más allá de eso.
Que lo que tiemblen sean ciertas creencias,
Comprendemos lo que ha sucedido, que sólo ha sido una descarga de tensión mantenida, (mucho más segura que un terremoto real, ninguna metáfora es perfecta) y exploramos qué ideas, hábitos y exigencias estaban manteniéndonos en fricción.
¿Estás dispuesto, dispuesta a replantearte ciertas costumbres físicas y mentales para vivir en equilibrio?
Te voy contando cómo cada día.
Un abrazo,
– Rocío
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