Acabo de ver una película fuertecita.
Un matrimonio con tres hijos vive en una casa con jardín en las afueras de una ciudad.
Los chicos nunca han salido de casa.
Son educados según los métodos que sus padres juzgan más apropiados, sin recibir ninguna influencia del exterior.
Se creen que los aviones son juguetes que vuelan.
No saben lo que es un teléfono.
Un día aparece un gato en el jardín.
Aprovechan para contarles que los gatos son animales realmente peligrosos, sedientos de carne humana, que viven más allá de la valla. Así los disuaden de salir.
Viven con auténtico miedo a los gatos, pensando que están ahí fuera preparados para devorarles.
Esta película es extrema, pero en realidad, muchas veces nosotros también vivimos una realidad paralela.
Creyendo que hay peligro donde nunca lo hubo.
Miedo a ciertos pensamientos, sensaciones, situaciones.
Podemos despertar ante cómo funcionan las cosas en realidad.
Porque cuando tememos algo, todo lo que hacemos por defendernos, nos lleva a conclusiones equivocadas.
Me encantaría poder aportarte más clarídad, disolviendo viejas creencias y generando nuevas experiencias.
Un abrazo,
– Rocío
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