Meditación en el llanto

Para una buena meditación no hace falta un remanso de paz, en silencio, con luz tenue y temperatura ambiente. 

Las mejores meditaciones se hacen en pleno vendaval.

Ayer por la noche, a eso de las 4.30, mi hija pequeña empezó a llorar desconsoladamente.

Nada le calmaba.

Ni leche, ni chupete, ni estar en brazos, ni música…

Creo que era dolor de dientes, y poco podía hacer más que esperar a que se le pasara.

Aproveché ese momento para observar lo que hacía mi cabeza y mi cuerpo. 

Con el llanto intenso, mi corazón latía rápido y mi respiración se aceleró. Me decía que qué cansada estaba y que a ver cuando se volvía a dormir.

Y decidí encontrar la calma bajo esas circunstancias aparentemente incómodas. (pobrecita, más incómoda estaría ella)

Regulé mi respiración y solté todo intento de controlar las reacciones y la duración e intensidad del episodio.

Me fui calmando, y hasta aquí recuerdo, imagino que nos quedamos dormidas de nuevo.

Aprovecha cualquier oportunidad para generar calma, sea cuáles sean las circunstancias.

De hecho, cuanta más incomodidad, más potente será el entrenamiento.

En pleno atasco, esperando una cola, cuando el vecino pone la música a tope, cuando te toca el trabajo más pesado…

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Un saludo,

Rocío Lacasa

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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