Muchos clientes me dicen lo mismo.
“Me da vergüenza contarte esto, estar preocupándome por esta tontería cuando hay gente muriendo, o con problemas gordos”.
Personas que se obsesionan con pesar 1 kilo (o libra) más o menos, con detalles menores del trabajo, con ir o no a una fiesta.
Esto no va de valores.
La persona no teme el peso, el error o la fiesta.
Teme lo que llegaría a sentir si su miedo se hiciera real.
No teme el objeto… el tema… la situación…
Teme la consecuencia última que su mente predice que experimentará entonces.
¿Sabes que es imposible temer el futuro?
Temes, en el momento presente, un estímulo que en algún momento tu cerebro asoció como amenazante.
Y toma como guía ciertos pensamientos y sensaciones, basadas en un malentendido.
Esas asociaciones pueden ir cambiando, paso a paso, reto a reto.
Por favor, nada de culpas, juicios o etiquetas.
A veces nos sirve relativizar la importancia de nuestras preocupaciones, mirando hacia afuera, pero ya sabemos que ahí no está la solución definitiva.
Un abrazo,
– Rocío
Entra en nuestros sistemas para conocer el método.