Si me conoces, sabes que me apasiona Hitchcock.
Usa con maestría los elementos audiovisuales para reflejar el ambiente y la personalidad que desea.
Pura psicología, me encanta.
Ya hablé de Los Pájaros y Psicosis, hoy te cuento de Rebeca.
Argumento.
Una joven y humilde dama de compañía (Joan Fontaine) está de viaje en Montecarlo con la señora Van Hopper. En su hotel conocen al aristócrata inglés, Maximilian de Winter (Laurence Olivier).
Tras varias salidas a escondidas, la joven y de Winter se enamoran. Repentinamente, la señora Van Hopper recibe la noticia de que su hija va a casarse, de manera que dispone todo para irse a Nueva York. El señor de Winter aprovecha para pedirle matrimonio a la joven. Inician su nueva vida en Inglaterra, en una imponente mansión llamada Manderley, donde vivía con su antigua esposa, Rebeca, quien murió en extrañas circunstancias.
Ahí empiezan los conflictos.
La protagonista no se siente a la altura de las circunstancias, y, una vez instalada en Manderley, la sombra de la difunta esposa parece perseguirla. Se establece una tensa relación con el ama de llaves, la señora Danvers, de quien la joven busca constante aprobación. La compara con la antigua señora de Winter. Se establece una inversión de roles, la dueña de la casa buscando desesperadamente la aceptación de la empleada. La angustia de la protagonista irá en aumento.
Hitchcock quería construir una mujer con problemas de identidad, de autoestima e inseguridad. Por eso empieza por no ponerle ni nombre (verás que la llamo «la protagonista»). No sabemos cómo se llama en toda la película. Cuando hasta la casa tiene nombre propio.
Para darle realismo, puso todo lo nerviosa que pudo a Joan Fontaine durante el rodaje, haciéndole saber los comentarios de Laurence Olivier contra ella, lo que potenció la actuación de indefensión y soledad.
Hitchcock juega con los planos.
Hay momentos en que «te metes» en la película, a través de los ojos de ella, o «la ves desde fuera», como espectador. Cuando está en peligro o quiere poner especial atención en algún objeto, ves desde su mirada, para hacerte sentir como ella. Va abriendo el zoom para que coger más visión de plano, como si la visión de la protagonista fuera creciendo a medida que se angustia.
El gran tamaño en los escenarios pretende resaltar la inseguridad y debilidad de la protagonista. Su dormitorio es el más exuberante, queriendo reflejar una vez más la diferencia entre la primera y la segunda Sra. de Winter. Sólo el despacho muestra proporciones adecuadas y es, justamente, el único lugar donde la protagonista parece sentirse cómoda y valiosa.
Cuando ella aparece en escena, Hitchcock abre el ángulo y así ella parece más pequeña de lo que es. Enana. Al abrir la toma y crear un plano general, podemos ver el contraste entre el tamaño de la mansión y el de la actriz.
Suele aparecer en la izquierda de la pantalla, quitándole poder a ojos del espectador.
Los demás personajes suelen ser grabados con primeros o medios planos medios, dándoles más fuerza.
El uso de la iluminación en las tomas interiores de Manderley contribuye a establecer el clima gótico, incluso en las escenas que transcurren durante el día.
En Montecarlo, donde ella estaba feliz, era todo luz, sol, ahora es todo oscuridad, tinieblas. En Manderley siempre está nublado, lloviendo o con una luz muy tenue. En Montecarlo, ella sonríe, en Manderley está cabizbaja.
En 1940 ya había pelis en color, pero Hitchcock quiso grabarla en blanco y negro para darle un toque sombrío. Hay sombras, opacos. Ella es la única que viste con tonos claros para representar su ingenuidad y fragilidad.
La música.
Cada vez que ella se siente alegre, la música es como de cuento de hadas. El ritmo es ágil, rápido con notas suaves y tranquilas. Cuando se siente preocupada o en peligro, la música pasa a ser más siniestra, con tonos bajos pero intensos. Está lleno de sorpresas auditivas que meten de lleno al espectador.
Cuando Hitchcock pensaba que los diálogos no eran relevantes, coloca la cámara muy lejos para que el espectador se enfoque en otros elementos y se potenciara la sensación de inseguridad.
Todo ello hace de Rebeca una intrigante peli de suspense y thriller psicológico.
Pues todos estos recursos los usamos exactamente igual en nuestras cabecitas.
Esta película te atrapa no tanto por el argumento, sino por cómo está dirigida.
Luces, música, planos, tamaños, colores, ritmos, que generan unos u otros pensamientos y sensaciones.
Te aseguro que los escenarios mentales que ocurren cuando estás en tensión y cuando estás en calma tienen características muy distintas.
Y si juegas con ello, tienes un acceso directo al estado que deseas generar.
Esta es sólo una parte de la transformación. La otra es recordar que es sólo una película.
Te cuento cómo dirigir tus películas mentales para crear el ambiente en el que quieres vivir haciendo clic aquí
Un abrazo,
– Rocío