Imagina que tu cocina empieza a encharcarse.
Llamas a un fontanero y coge la fregona, lo seca y te dice,
«Hala, hasta luego, cada vez que se encharque ya sabe, lo friega bien. Son 50 dólares.»
No esperarías eso, ¿no?
Lo mismo con tus síntomas.
¿De dónde viene la fuga?
¿Es tu sistema nervioso crónicamente activado?
¿Son tus creencias que te mantienen esclavo de ciertas acciones y patrones?
¿Son tus hábitos que no corresponden a las necesidades de tu cuerpo, hambriento de nutrientes, cansado, tenso o aletargado?
Quizás vayas al médico y te diga una cosa. Tu cuñado otra. El psicólogo otra. El nutricionista otra. El profe de yoga otra. El tarotista otra.
Porque cuando uno sólo tiene un martillo, todo le parecen clavos.
Afortunadamente cada vez más profesionales se forman en medicina integrativa, comprendiendo al hombre con un ser bio-psico-social.
Los síntomas de ansiedad surgen porque varias piezas del sistema se relacionan de una determinada manera. Y surgirán síntomas de calma, de forma mantenida, cuando el sistema gire en otra dirección.
Cuídate de forma integral, atendiendo a tus pensamientos, tus hábitos, tus relaciones, y el sistema comenzará a girar.
Ahora bien.
Sin obsesiones.
Sin necesidad de tener todos los elementos controlados.
Sólo acercándote poco a poco a la mejor versión de ti.
Por ejemplo, un suscriptor me contaba que lleva 7 años psicoanalizando la causa de su ansiedad, y que tras creer haberlo averiguado, los síntomas siguen.
«¿Tengo que buscar en vidas pasadas, crees?», me pregunta desesperado.
No se trata de buscar LA GRAN CAUSA. No la hay.
Imagina que un chico fue maltratado por su padre. Ok, puede que tenga mucho que ver con su ansiedad actual.
Pero el hecho de dar con ello, a nivel intelectual, no cambia nada.
Puede que empezara a sentir ansiedad en aquella época y ya la forma de relacionarse con esa energía alimentara todo el problema.
Si trata eso, no tiene porqué renacer para tener otro tipo de padre.
Podrá hacer cambios sostenibles con las cartas que tiene ahora.
Aprendiendo a aceptar, a recolocar, a sentir y a jugar.
Si quieres conocer las piezas del sistema y cómo ir ajustándolas para recuperar el equilibro innato, ta animo a que me visites pulsando aquí
Un abrazo,
– Rocío