Cuando te dicen «tienes que hacer ejercicio» o «debes comer mejor», no suele llegarte donde te tiene que llegar.
Es como «sí, sí, ya, ya».
Y siguen:
«Es muy importante… te va a venir genial… está demostrado que mejora el estado de ánimo… deja el azúcar que es súper malo….».
Y mientras, está sonando en tu cabecita una música que nada tiene que ver.
La teoría todos nos la sabemos.
Pero solemos necesitar conectar con el porqué y para qué hacerlo, o si no, no hay motivación que nos empuje a la acción.
Somos seres de costumbres, por muy malas que sean.
Si crees que te conviene cambiar algo, es importante conectar con tu motivación personal y única.
Mi padre quiere dejar de fumar. Y yo le conozco bien. Sé que si le hablo de envejecimiento o de cánceres varios, no va a reducir ni un cigarro. Obviamente una parte de él, la parte racional y consciente, tiene claro que esos son motivos extremadamente importantes. Pero a su parte irracional e inconsciente, se la trae al pairo.
Siempre me dice lo mismo «mira, este o este otro, fumaba y vivió hasta los 90», «ha muerte de cáncer la prima de la abuela y no fumaba, fíjate».
Información selectiva (chunga) que orienta sus decisiones.
¿Crees que las fotos terribles que ponen en las cajetillas han reducido mucho el consumo?
Quizás a nivel prevención (empezar a fumar ahora es ya sadomasoquismo). Pero el que lleva años fumando pasa por alto esas imágenes. Su parte confusa y resistente elige no mirar.
Entonces, si a mi padre quiero empujarle a la acción, si él mismo quiere sentirse motivado, es mejor que piense en sus nietas. Disfrutar de ellas, tener energía para jugar, no intoxicarlas con el humo. Es lo único que va a conectar con el miedo y con la ilusión.
Lo mismo para cualquier reto u objetivo.
Cada vez que te plantees uno, encuentra tus porqués y para qués.
No me valen los «tengo que cuidarme más» o «voy a empezar a cambiar».
No, por favor.
Decirte eso y hablarte en armenio, tienen el mismo impacto en tu cerebro.
Poco o ninguno.
Así que siéntate y escribe.
Ve más allá de los «debería» y los «tengo que» y truca tu cuerpo para que segregue dopamina.
Visualízate habiendo conseguido el objetivo.
Siéntete como te sentirás cuando lo hayas conseguido.
Esta es una parte clave de mis sistemas. Me sé de memoria todas las trabas que pone la ansiedad para tratar de mantenerte en jaque.
Vamos a por todas.
Un saludo,
Rocío Lacasa