En cuanto a la ansiedad, tienes parte de responsabilidad y parte de cero-culpa.
La parte de responsabilidad supone aceptar que necesitas comprender y controlar lo que estás viviendo, y tomar medidas.
Poner toda la carne en el asador.
Pero hay otra parte importante fuera de tu reinado.
Tu cuerpo y tu mente han generado una serie de síntomas, guiándose por mecanismos organísmicos innatos que no controlas voluntariamente.
Se han dado una serie de circunstancias que te han traído hasta aquí.
No es tu culpa.
No estabas jugando a la ruleta rusa.
Me duele ver cómo algunos familiares no entienden absolutamente nada sobre la ansiedad.
Creen que la persona que sufre está sobreactuando, fingiendo, exagerando y aprovechándose de la situación.
Generalmente estos familiares «iluminados» no es que tengan una salud mental envidiable… De hecho, suelen haber participado muy activamente en el origen de la ansiedad de su querido hijo/hermano/pareja/padre/etc.
Otros familiares son todo apoyo, comprensión y compasión. Saben que la mejor manera de ayudar es permanecer ahí, con paciencia, sin presiones ni exigencias. Tampoco con sobreproteccionismo, «pobrecito mi niño», una actitud igual de dañina que la de desprecio y culpabilización.
Sé que no es fácil, lo sé. Pero si es tu caso, si tu madre, padre, hijo o pareja te dice cosas como «estás usando esto para no trabajar», «basta ya de cuentos», «te refugias en la ansiedad para no hacer nada», «eres un vago/inútil/débil», por favor, de verdad, duda de su cordura. No vamos a entrar a culparles o demonizarles, pero sí vamos a tomar distancia.
Piensa por qué y para qué te dicen ese tipo de cosas.
¿Cuál es su intención?
Quizás desde ahí, podamos comprenderles mejor. Porque no vamos a entrar en su juego. Si les pedimos compasión, vamos a darles ejemplo.
Ellos tendrán sus propias pesadillas, y si quieren seguir dormidos no es nuestro problema.
Si tienes que alejarte, aléjate. Aunque sea temporalmente. Ya volverás con fuerza. Te iba a decir «y les demostrarás que no tenían razón» o «y se callarán», pero NO. Eso no nos importa. Sería seguir cayendo en su poder.
Si no puedes alejarte, acércate aún más. Piensa de dónde viene esa crítica, ese miedo a verte.
Cuando te diga una de sus frases estrella, repítela por dentro con la voz del Pato Donald. Con la voz de Peppa Pig.
Pero sobretodo no te la creas.
Puede que durante este proceso estés evitando ciertas situaciones incómodas y dentro de ti sabes que estás obteniendo algún beneficio secundario… No pasa nada. Tú tira palante, a tu ritmo, con amor.
Y dale caña a mis sistemas , esa es la parte que te toca.
Un saludo,
Rocío Lacasa