Hay una cosa que me pone enferma.
Pocas cosas me ponen enferma.
Pero esta es mi lucha y me comprometo a pelear por ella, me tiro al barro con quien haga falta.
Vamos a ver.
Cuando he trabajado en instituciones psiquiátricas observaba lo siguiente.
Llega un paciente y se le encasilla/etiqueta.
Como si fuera una fiesta infantil y cada uno con la pegatina con su nombre.
“Soy paranoide”, “soy límite”, “soy psicótica”, “soy depresivo”, hellooo.
Y ya todo se filtra desde ahí.
Es práctico, pero del todo incorrecto.
Si el paciente se queja de que está tomando mucha medicación y se encuentra peor que antes, el personal lo adjudica al trastorno. “Claro, es paranoide, cree que le estamos envenenando”.
Si el paciente llora o se enfada porque su pareja lleva dos semanas sin visitarle, “claro, es un trastorno límite, pobre novio”.
Si la paciente se cabrea con el enfermero porque le ha tratado mal, “qué mal está, parece que hay que subir la medicación”.
Esto pasa, no siempre, pero pasa.
Muchas veces, en muchos lugares.
Se crean dos bandos, los enfermos versus el personal que tiene que aguantarlos. (Afortunadamente vamos avanzando y siempre hay grandes profesionales).
No hace falta irnos a la clínica.
Una mujer que había estado limitada por la ansiedad un tiempo y había estado de baja, en el trabajo si no hacía algo a tiempo, le recordaban su etiqueta. “Mira, sé que eres ansiosa, pero ala, bla…”
Un cliente el otro día me decía que estaba frustrado por no haber podido tirarse de puenting por la ansiedad.
“¿Pero querías tirarte?”
“No”.
“Pues ya está, ¡¡¡no todo es ansiedad o no ansiedad!!!”
Por favor, empecemos a hablar sobre lo que vivimos desde la mayor naturalidad y humanidad. No hay otra forma de concebirlo.
Recuerda que sólo se está experimentando – en momentos pasajeros – un Malentendido Mental Universal.
NO una enfermedad.
NO una etiqueta congelada.
NO nuestra identidad.
SÍ un aprendizaje más, como andar, leer y saltar.
Tenlo claro y podrás contribuir a que el resto del mundo comience a entender un poco mejor.
– Rocío