Pues resulta que he perdido este hábito de escribir y no sé qué contarte hoy.
No me estreso, porque sé que estoy en fase de calentamiento.
Siento cierta incomodidad. Cuento con ella.
No espero no tenerla.
Estos primeros días, sé que tengo que sentarme, tener la hoja en blanco sin mucha exigencia, y que mi mente comience a funcionar.
Con esta acción, ya tengo la mitad hecho.
Al haberme propuesto retomar el email diario, mi mente comienza a llevar la atención a ideas para compartir contigo.
Quizás los primeros días cueste más, pero si me mantengo, irá fluyendo. Se irá integrando en mi nueva rutina.
Lo mismo sucede con los hábitos que queremos incorporar para fortalecer nuestra confianza.
Creo una “Intención de Implementación” y empiezo.
No espero a tener la súper motivación, ni las condiciones ideales, ni la convicción profunda de que funcionará.
Muchas personas equivocan el orden de los factores.
Esperan sentirse motivados, por ejemplo, para empezar a entrenar, meditar o escuchar el sistema.
Así, posponen y posponen, y la motivación no llega.
Recuerda: primero la acción, después la motivación.
Te animo a que pongas intención de implementación, y esperes resultados con paciencia.
Un abrazo,
– Rocío