La Agorafobia es la “A-mi-mismo-fobia”.
Cuando tu mayor miedo es a ti mismo, no es fácil encontrar la paz.
Parece una fobia sin fin y sin descanso.
La gente suele relacionar la Agorafobia al miedo a los espacios abiertos. “Agora” es plaza pública: miedo a la plaza pública.
Pero es un poco más complejo (y a la vez sencillo) que eso.
Un ataque de pánico es como una revolución para tu cuerpo y tu cerebro.
“¿Pero qué c….. ha pasado aquí?”
“Esto no puede ser bueno”.
Impresiona.
Suele ser el debut de la Agorafobia.
Empiezas a asociar situaciones con un posible “ataque”.
El centro comercial, el metro, el centro de salud, la oficina, el avión, el supermercado…
Parece que tienes cada vez más miedos…
Y parece imposible eliminarlos todos…
Pero no funciona así.
No son los escenarios los que te dan miedo.
La ansiedad no puede detectar dónde estás, no tiene un localizador que le indique en qué lugar te encuentras o a dónde vas a ir.
AQUÍ está la clave.
El núcleo de tu miedo está en la ansiedad, en el miedo a los síntomas.
La agorafobia puede parecer difícil de curar porque parece que temes todo. Pero no es así.
Sólo temes una cosa: tus síntomas. Temes la reacción de tu cuerpo.
Como éste te acompaña siempre, parece que el miedo va comiendo terreno.
Intentar huir de él es una trampa que alimenta la ansiedad (porque es imposible huir de ti mismo).
En realidad es más fácil que otras fobias.
Porque en cuanto controlas la ansiedad de base, le pierdes el miedo a todos los síntomas.
Cuando encuentras la calma en tu interior, la calma se generaliza.
Las técnicas de AgoraCalma hacen que tu mente deje de crear barreras imaginarias innecesarias y, de un momento a otro, todo vuelve a estar en paz.
No dejes que tu propio miedo te cuente la película.
Si quieres, yo te acompaño en mis sistemas, en https://hermanoslacasa.com/sistemas/
Generaliza tu calma.
Un abrazo,
– Rocío Lacasa.