Observa tus sillas para controlar tu estrés y prevenir males mayores

¡Eureka!

Los descubrimientos en ciencia tienen mucho de casualidad.

Arquímedes gritó así cuando resolvió el misterio.

Descubrió que la corona del Rey no estaba hecha de oro puro. Se las ingenió para calcular su densidad a partir de la masa, y la idea le vino a la mente mientras estaba en la bañera. Se fijó en cómo su cuerpo influía en la masa del agua y pensó que podría hacer lo mismo con la corona.

Newton ideó el concepto de gravedad al observar cómo una manzana caía al suelo.

¡Ahá!

En este caso te cuento cómo los doctores Friedman y Rosenman, cardiólogos, descubrieron en los años 50 un tipo de personalidad relacionado con los trastornos cardiovasculares.

Tenían su prestigiosa consulta en Nueva York, en la que atendían a numerosos empresarios, entre ellos joyeros judíos, compra-ventas de diamantes. Los típicos de la calle 47.

Solían ser pacientes im-pacientes, tensos, siempre iban con prisa, nerviosos por volver al trabajo.

Su eureka surgió de la forma más inesperada.

Un día el tapicero, al que habían contratado varias veces para retapizar las sillas de la sala de espera, les comentó:

«¿Qué les ocurre a sus pacientes? ¡No es normal cómo desgastan las sillas, jamás lo había visto!»

Esto hizo clic en sus cabezas. Empezaron a investigar y comprobaron cómo en otras consultas, de neurólogos, oftalmólogos y oncólogos, no sucedía lo mismo con el mismo tipo de sillas.

Los pacientes de cardiología presentaban un patrón de desgaste inusual, en el borde y los antebrazos del asiento.

Friedman y Rosenman partieron de aquí para definir el tipo de personalidad A.

La personas tipo A son enormemente competitivas, autoexigentes, presionadas por el tiempo, impacientes y con hostilidad.

Desde los años 50-60 ha habido cientos de investigaciones al respecto, desde la psicocardiología. Y lo que se concluye es que el factor más asociado al riesgo cardiovascular es la hostilidad.

Nuestras emociones, que parten de nuestros pensamientos, tienen un correlato fisiológico.

Por eso es nuestra responsabilidad gestionarlas como si de diamantes se trataran.

En este sentido no me preocupan tanto el estrés y la ansiedad como tal, sino la hostilidad. Cuando una persona espera lo peor de los demás, cuando le da vueltas y vueltas a sus enfados, cuando reprime o alimenta la ira.

La ira (reprimida o no), la irascibilidad y la hostilidad directa (ser agresivo) facilitan respuestas cardiovasculares y neuroendocrinas que contribuyen al desarrollo de hipertensión y enfermedad coronaria.

Así que….

Mucho paz y amor.

Mucha respiración.

Mucho nutrir la compasión.

Mucho conectar con la bondad intrínseca del ser humano.

Mucho hablar las cosas para evitar malentendidos.

Mucho pensar dos veces antes de actuar o de sacar conclusiones.

Mucho evitar la adivinación del pensamiento del otro.

Mucha calma.

Mucho perdonar.

Mucho soltar.

Mucho sonreír.

Mucha actitud hippie.

Mucho agradecer.

Mucho caminar.

En mis sistemas aprendes a gestionar tu sistema nervioso y tus emociones y eso supone reequilibrar tu salud integral. ¡Clic aquí para saber más!

Un abrazo,

– Rocío

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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