Ayer en una hora de consulta escuché la misma frase unas 15 veces.
“Soy dependiente”.
Con sus variantes:
“Es que soy dependiente…”
“Mi dependencia me hizo hacer…”
“Como soy tan dependiente…”
Todas seguidas de acciones que eran justificadas por la etiqueta “Soy Dependiente”.
Lo gracioso es que esta mujer tiene una larga lista de logros y experiencias que contradicen su sentencia.
Pero bueno, oye, que se ha creído el personaje.
Ahora nos toca deshacer ese montaje mental (si queremos que deje de justificar y ver súper lógicos sus «actos dependientes»).
En serio, me llegan muchísimas personas con una historia de 2, 5 y 7 terapeutas anteriores.
Y esos terapeutas, tratando de ayudar, les cuelgan el San Benito de «dependientes», «ansiosos», «fóbicos» o «evitativos».
Por supuesto que es importante comprender, identificar patrones y conocer tendencias.
Esa es una información necesaria y delicada.
Pero incluye el riesgo de estar creando, definiendo, creyendo un personaje y estar viviendo metido dentro de él.
Si soy dependiente lo que me toca es hacer lo que hace una persona dependiente.
Y si soy ansioso, ¿cómo no voy a tener ansiedad?
Si soy evitativo, evito.
Sal del disfraz.
No te creas al personaje.
En hermanoslacasa.com/sistemas/ vamos a encontrar formas potenciadoras de tratarte y de situarte en el mundo.
Si quieres sentir calma, claridad y confianza tiene que creer que eres una persona que puede sentir calma, claridad y confianza. No de casualidad, sino creándolo cuando y como desees.
Sé quien quieres ser.
Un abrazo,
– Rocío.
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