Hoy he estado en una prueba para la tele.
Me han puesto un caso práctico. Uno de los entrevistadores hacía de paciente y me contaba su historia y su reto de perder 50 kilos.
«Imagínate que tengo una varita mágica y que mañana te despiertas con 50 kilos menos, sin esfuerzo. ¿Cómo te sientes al despertarte y notar que lo has logrado?», le pregunto.
«Me acaba de entrar mucha angustia porque me he imaginado con toda la piel colgante que me sobra, me duele el pecho, ya no sé si quiero adelgazar».
¡Ahá! Ha sido hábil y me lo ha querido poner difícil. Bien jugado.
Ha aprovechado para darle la vuelta.
«Fíjate, me alegro mucho de que te haya pasado eso. Te das cuenta de que una simple imagen en tu cabeza, de algo que no ha sucedido, ha sido capaz de generarte mucha angustia, presión en el pecho y tu motivación ha caído precipitadamente. Una imagen = motivación cae. Bien, pues eso tenemos que comprenderlo a fondo, porque si no, va a hacernos boicot en el proceso. Durante el día creamos continuamente imágenes y diálogos mentales que condicionan nuestras acciones y emociones. Y ni siquiera nos damos cuenta. Acabamos de dar con una de las claves para conseguir tu reto con éxito».
En cualquier proceso de transformación tenemos 3 fuerzas. Una que desea el objetivo, una que se aleja y quiere permanecer en lo conocido y una tercera que las integra.
No sólo tenemos que ser positivos y conectar con los beneficios que nos va a traer cambiar. También nos hacemos conscientes de qué miedos pueden colarse para tratar de sabotear el cambio (el miedo tiene miedo, incluso a lo bueno).
Son las famosas resistencias.
¿Por qué hay personas que desean cambiar con todas sus fuerzas pero algo les impide avanzar?
Resistencias.
Las hay conscientes e inconscientes.
Conoce tus cartas (las buenas y las malas) para ganar.
Si quieres ponerlas sobre la mesa para saber a qué estás jugando, te animo a que te pases por mis sistemas aquí