Soy la Bestia del Nilo

Estamos construyendo una nueva identidad.

Y esto tiene mucho de arte y de observación.

Una de las formas de facilitar el proceso de construcción de esa persona que quieres ser es observando a otras personas (o animales) que tengan el comportamiento que buscamos.

Ayer vi Loving Pablo, película sobre el narcotraficante colombiano Pablo Escobar, basado en el libro ‘Amando a Pablo, odiando a Escobar’, escrito por la periodista colombiana Virginia Vallejo. Se centra en la relación amorosa que mantuvo con el narcotraficante en los 80.

Él, Javier Bardem, ella, Penélope Cruz.

Hay mil versiones de Pablo Escobar, series, películas, imitadores…

Por eso me preguntaba cómo se había preparado Bardem el papel. Que suele hacerlo a conciencia.

Estudió al personaje junto al director y pensaron que querían transmitir la energía de un hipopótamo.

Sí, una energía agresiva pero muy distinta a la que puede proyectar un león, una serpiente o un tiburón.

Después de leerlo, vi perfectamente el hipopótamos que Pablo Escobar llevaba dentro.

Los griegos y romanos definían al hipopótamo como la bestia del Nilo. Éste era la bestia de Colombia.

«Recuerdo que estuvimos viendo vídeos de hipopótamos en una casa de campo pequeñita y muy bonita que tiene Fernando de Aranoa (el director) en Segovia, y nos quedábamos mirándolos fijamente. Había algo ahí que no se ha visto hacer, y no digo que sea ni mejor ni peor, algo que explica muy bien esa energía arrolladora pero desde un sitio que parece que no pasa nada. Que lo ves venir, te pasa por encima, y no te has dado cuenta. Fernando quería encontrar esa energía y nos costó un rato porque yo no soy así, ya me ves, gesticulo más…»

Y le funcionó tanto que tuvo que pasar un proceso de desintoxicación del personaje.

«En el rodaje, siempre, siempre, siempre, aunque estuviera muy cansado, me daba una ducha de agua muy caliente al llegar al hotel. Aunque no tuviera tiempo porque me quedara sin horas para dormir, pero me daba esa ducha como ejercicio para sacarme todo eso. Limpiar, literalmente. Una limpia también de pensamiento.»

«Yo creo en las energías, ese ‘algo’ que está por ahí rondando y se te queda pegadito, que ni siquiera tú eres capaz de ver pero que los demás reconocen en ti: una mirada, una especie de agresividad, de hermetismo. Con Pablo, según dicen porque yo no lo notaba, me agarró un ritmo arrollador, iba para adelante y no tenía tanta paciencia. No es que pasara por encima de nadie, pero no paraba como de costumbre, «cuéntame porque lo que dices parece interesante», no, yo creía que no había cambiado nada pero los compañeros me decían: «Oye, tío, para un momento».

FUNCIONA. Úsalo a tu favor.

Aquel novio actor que tuve, se pasó días observando a los monos en el zoo porque preparaba el papel de un hombre solitario que vivía en la selva.

Bueno, pues aquí tenemos un impulsor más de tu transformación.

¿Qué energía quieres transmitir?

La de un conejito asustado no, ¿verdad?

¿Qué modelos pueden servirte de inspiración?

En su día seguro que consciente o inconscientemente, tuviste modelos de referencia. Quizás esos no fueron elegidos. Ahora puedes decidir qué quieres sentir y transmitir.

Deja que te llegue la inspiración animal.

Para conocer cómo puedes usar los recursos del funcionamiento humano a tu favor, entra en mis sistemas haciendo clic aquí

Abrazos mil,

– Rocío

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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