Suelta las armas, llegó el tiempo de paz

Hoy un cliente de Calma Generalizaba me planteaba una pregunta interesante.

«Cuando estoy con el sistema de alerta de activado, percibo que mi cuerpo está nervioso y mi mente repitiendo pensamientos de peligro, es decir, que todo mi sistema está con ansiedad. 

Sin embargo, en algunos de estos casos, cuando logro invertir, puedo notar que a pesar de que todo el sistema está activado puedo sentirme en calma. 

Lo que me desconcierta es que no entiendo cómo se puede estar sereno cuando tanto la mente como el cuerpo están inquietos. 

¿Cuál es la parte que permanece serena? ¿Es la mente, que aunque esté inquieta sabe que realmente no hay ningún peligro?»

Imagina que tu mente es como un ordenador.

Se programó de tal manera que elaboró una lista de síntomas y los metió en un archivo llamado ROJO-ALERTA.

Entonces se activaban una serie de respuestas acordes.

El cerebro necesita hacer este tipo de cosas para economizar sus recursos. No puede estar desperdiciando energía preguntándose qué significa qué cada vez que aparece. Si no, no podríamos ni salir de casa. Miraríamos la llave pensando «¿es una llave? ¿para qué sirve?»

Es lo bueno y lo malo de la automatización.

Entonces,

Mareo: ROJO-ALERTA
Pensar «estoy loco»: ROJO-ALERTA
Sudor: ROJO-ALERTA
Imagen de mi tirándome por la ventana: ROJO-ALERTA

Hasta ahí bien, todo iba como debía.

Cuando comienzas a comprender, estás reprogramando el sistema y esas sensaciones dejan de activar el circuito de alerta.

Sabes que son seguras. Sabes que puedes reaccionar de otra manera.

Se crea un nuevo archivo, que da paso a nuevas asociaciones de calma que de nuevo se automatizan.

Quizás pase un tiempo de transición de un estado a otro. La carpeta se está reorganizando. El cuerpo pide pruebas para confiar y darle permiso al cerebro para generar asociaciones útiles para su «jefe».

Los habitantes de un pueblo que ha estado en guerra necesitan un tiempo de adaptación cuando la guerra termina.

Los primeros días siguen alerta, los siguientes se van adaptando, pero atentos y sensibilizados a los ruidos extraños que pueda haber. Suena el teléfono y se asustan. Pasa el tiempo, todo se tranquiliza y pueden permitirse vivir en calma.

En la II Guerra Mundial, los japoneses soltaron a miles de soldados por islitas de Japón, entrenados y preparados para contraatacar. Tras la guerra muchos fueron olvidados por el Gobierno. Cuentan que seguían cada día en pie y alerta para luchar, incluso años después de que todo acabara.

Preparados y alerta cada día para algo que nunca llegó.

En tu caso, no había ninguna guerra, pero quizás lo viviste como tal.

Se acabó la guerra, aunque fuera imaginaria.

Suelta las armas.

Deja de luchar.

Deja de pensar que en cualquier momento tendrás que contraatacar.

Así no se juega a esto.

Te cuento cómo reprogramar tu cerebro para que el sistema de alerta vuelva a funcionar sólo a tu favor haciendo clic aquí

Un abrazo,

– Rocío

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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