Vamos a seguir recordando, relajar… pasando nuestra atención… de las imágenes y diálogos mentales… AL CUERPO… habitándolo… respirando calmada y profundamente… sintiendo la vida… y contemplando lo que tenemos delante… recordando soltar alguna parte del cuerpo que podía estar tensándose sin darnos cuenta…
Estando aquí… presente… ahora…
Seguramente a ti también te resultan familiares las “tormentas mentales” y los “cielos nublados” que aparecen cuando surgen los pensamientos negativos.
¿Qué pasa cuando el cielo de pensamientos se nubla, y no podemos pensar con claridad?
¿Cómo podemos hacer que vuelva a salir el sol?
Está claro que sería inútil si nos pusiéramos a intentar empujar las nubes para quitarlas. Muchas veces hacemos eso mismo con nuestro pensar. Porque la ansiedad nubla la intuición para poder permanecer ya que su objetivo sea protegernos de riesgos… y la realidad es… que ahora mismo, ese supuesto peligro, sólo es un malentendido mental temporal, porque estás perfectamente a salvo.
Es normal que al olvidar este malentendido, nuestra intuición nos pida que intentemos mover y quitar esas nubes grises con la máxima prisa y con todas nuestras fuerzas. Pero ese empuje forzado, lo único que hace es generar más frustración, más rabia y sobretodo, más ansiedad… estamos intentando controlar el tiempo con nuestras propias manos… y eso es imposible.
En cambio, cuando nos alineamos con las leyes naturales, la vida nos llena de paz. La naturaleza es impermanente. Las nubes vienen… y se van. Continuamente.
Y ahora, te propongo que cierres los ojos y te tomes un minuto para conectar con tu interior…
Inspirando profundamente… y dejando salir el aire… varias veces…
Y a medida que sigues aquí, escuchando mi voz, te puedes relajar más y más…
conectando con tu espacio interior…
Ahora imagina que estás en una habitación acogedora, cálida, decorada a tu gusto… cómoda… en la que puedes sentirte con seguridad y paz…
Enfrente de ti hay una chimenea… puedes ver y escuchar el suave fuego que calienta y da esa luz… y puedes sentir el agradable calor en tus pies y tus piernas…
En tus manos…
En tu cara…
Es tan agradable… Y escuchas cómo fuera está lloviendo… puedes ver la lluvia a través de la ventana… es una sensación que ya conoces… tú a gusto dentro, y fuera lloviendo…
Sabiendo que puedes quedarte dentro observando… disfrutando… al observar la lluvia, escuchando su sonido, percibiendo un poco la humedad, desde el calor de la habitación… y observando el cielo gris, encapotado… puedes recordar que en un momento dado dejará de llover… porque siempre deja de llover… y como tantas otras veces, volverá a despejarse el cielo… y el sol aparecerá con su luz… que es estable, siempre está ahí, siempre está detrás, esperando a que podamos volver a verlo… por eso, en los días de mal tiempo puedes sentirte bien, puedes aceptar la lluvia y las nubes grises… porque sabes que el sol y el cielo azul están ahí detrás y siempre aparecen de nuevo… siempre aparecen de nuevo… ya lo has experimentado cientos de veces… y eso te permite confiar en que la luz llegará de nuevo… sin necesidad de que hagas o fuerces nada…
Las nubes siempre vienen, y se van… vienen, y se van… el viento de forma natural va dando espacio a la luz… y mientras eso pasa, puedes observar la tenue oscuridad pasajera, desde ese espacio acogedor, con un fuego que tú has encendido y que te da calor… y esa sensación de paz… esa sensación tan agradable, de que puedes aceptar cualquier circunstancia, porque tienes donde refugiarte hasta que vuelva el sol… aceptando y disfrutando la esencia de la naturaleza…
Y cuando quieras, a tu ritmo, puedes abrir los ojos y volver aquí, a este momento… presente.
Recuerda, el sol siempre está detrás.