“Tengo un ángel y un demonio en cada hombro, y no sé a cuál hacer caso”.
Eso me decía ayer un cliente de Méjico, que dudaba si tomar o no tomar medicación.
Esta decisión le angustia cada noche.
– Ángel: “Sé bueno, no te tomes la pastilla, aguanta, tú puedes”.
– Demonio: “Tómatelaaaaa, dormirás como un bebé, qué más da, ¡que le den al mundo!”.
A ver, esto no va así.
Aquí hay unas creencias implícitas que pueden multiplicar tu ansiedad.
Entiendo que he metido mucha caña con el tema de los psicofármacos (si no lo has leído tengo un informe gratuito en mi web que puedes ver aquí
Pero quise dejar muy claro, y lo repito, que los psicofármacos son como unas tijeras. Te pueden ayudar y facilitar la vida o te pueden lastimar.
Depende de cómo los tomes, y qué papel les des dentro de tu recuperación.
Si esta persona, en este momento, necesita ese apoyo temporal hasta que se sienta un poco más fuerte, no es el “diablo” el que aconseja.
Pensar así sólo añade culpa y preocupación.
Y eso sólo añade más ansiedad.
Y a más ansiedad, más va a sentir que no puede sin ayuda de la pastilla.
Y más culpa…
¡Rompe ese círculo!
Si estás pensando tomar medicación o ya la estás tomando, lo más importante es no hacerlo desde la culpa.
Y tampoco desde el autoengaño o la evitación. La medicación sólo es efectiva si se toma de la manera adecuada, y esto es:
– teniendo toda la información de los pros y contras, riesgos y beneficios
– dándole el mayor protagonismo a las técnicas psicológicas.
Tú puedes aprender a controlar los síntomas, usando tu propio cuerpo. Las reacciones que generan los medicamentos son reacciones que tú mismo puedes estar creando.
La ansiedad te va a dar muchos consejos a lo largo del camino. “No salgas de casa”, “no vayas a esa fiesta”, “preocúpate mucho por todo lo malo que te puede pasar”.
Pero su intención no es mala, no es el demonio ni se le parece.
Es tu amígdala confundida que cree que tiene que protegerte.
Si la demonizas, sentirás cada vez más miedo. Sentirás que tienes al enemigo dentro de ti.
Si alguna vez sientes eso, que tienes al enemigo en casa, date cuenta, respira, y recuerda que sólo es una parte de ti que está asustada, confundida y cansada. Eso liberará mucha tensión.
Lo peor que puedes hacer es encima de tener ansiedad, castigarte por ello. Por favor, ten presente que para tu recuperación es imprescindible ser compasivo contigo.
En mi método te hablo sobre ello, https://hermanoslacasa.com/sistemas
Un abrazo,
Rocío Lacasa.