Iñigo hablando con una amiga, sentado a mi lado en el sofá.
En un momento dado le dice:
«Tienes que ser más cleopátrica«.
Me encanta.
No se refería a que fuera más lujuriosa o que se bañara en leche de burra.
Quería decirle que fuera más persuasiva, directa y ambiciosa, ya que la situación lo requería.
La animaba a que sacara su lado cleopátrico, ese que todos llevamos dentro.
En el tránsito hacia la asertividad hay personas que temen parecer agresivas. Temen desagradar, enfadar o perder al otro, por lo que se sienten más cómodas cediendo y negando sus deseos y/o derechos.
Te recuerdo que la asertividad (expresarte de forma congruente, directa y equilibrada) es el punto medio entre la sumisión y la agresividad.
Si temes caer en la agresividad, te quedas un poco demasiado cerca del lado suave de la balanza.
No sabes el auto-boicot que puede suponer ese miedo.
Imagina. Quieres decir «no» a alguien, lo practicas en tu mente, te convences de que tienes todo el derecho a negarte y que el otro ha de respetarlo y comprenderlo.
Y llega la hora de la verdad, te sube un remolino por el cuerpo, y te pillas diciendo…..
«Sí».
Entredientes, sonriendo o con cara de «date cuenta que es un no y deja de pedirme cosas».
Nada, para el otro es un sí como una casa.
«¡Aghh, no he sido capaz!», puedes decirte. «La próxima vez ya seré claro».
La tensión (ira, culpa, ansiedad y frustración) queda acumulada dentro.
El miedo a desagradar a esa persona o a generar un conflicto te impiden expresarte con libertad. Te bloquean hasta tal punto que no puedes controlar lo que haces o dices.
Entonces, para estos casos en los que uno quiere ser más asertivo pero teme (consciente o inconscientemente) parecer malo, antipático o violento, es útil inspirarse en otras figuras que logran ser firmes sin generar ese halo de frialdad o dureza.
La persona puede decirse «quiero ser más descarado, o espontáneo, o franco, como X, que dice lo que piensa y desea, y los demás siguen queriéndole y le respetan más».
Inspirarse en otros es una herramienta muy potente a la hora de crear tu versión actualizada.
Gandhi, Bill Gates, Jesús de Nazaret, Lady Gaga, tu abuelo, Obama, Hillary, Penélope Cruz, Bob Dylan (¿de verdad fue Premio Nobel de literatura?), tu prima, el vecino del 7º…
Según el rasgo o la actitud que quieras despertar y potenciar en ti, accederás a la representación mental de un personaje u otro.
Observa cómo él o ella lo harían y directamente imítales.
Ya lo hacías de pequeño, sigue haciéndolo pero guiando tú el proceso.
¿Qué necesitas potenciar? ¿Coraje, calma, atractivo, seguridad, abundancia, decisión, gracia, elegancia?
Si ellos pueden, significa que tú puedes (siempre que te fijes en un humano de la misma especie).
Prueba y me cuentas.
Un saludo,
Rocío Lacasa
PD. Los auto-boicots pueden ser sutiles y estar manteniendo la ansiedad activa a pesar de tus esfuerzos. Te cuento todo entrando aquí