Si Jim Carrey monta una secta, me apunto

Vuelta a la rutina. Y empiezo el día leyendo una pregunta de un seguidor en Facebook.

«¿Qué le pasa a Jim Carrey, Rocío?»

No sé si has visto las últimas intervenciones del actor, con un discurso un tanto estrambótico. Estrambótico para algunos. Para mí tiene mucho sentido.

Es como un vecino de donde veraneo conocido como «el Loco», porque en vez de hablar de lo buena que está el agua, de si hay viento de levante o poniente o de que ricas están las gambas del chiringuito, te habla de la naturaleza del pensamiento, te sugiere que observes el mar recordando que esa imagen no es real ahí fuera o baja por la noche a bañarse desnudo.

De loco, poco.

Bueno pues Jim está en un evento en el que «celebran» a las celebridades, en la Semana de la Moda.

«No creo en las celebridades. No creo en las personalidades. Yo creo que La Paz vive más allá de las personalidades. Más allá de los disfraces. Más allá de la S roja en el pecho que hace rebotar las balas», le cuenta a la periodista.

«Me siento libre de lo que sea que debiese ser. Mira… Tú te creas a ti mismo desde el comienzo de tu vida para encajar, ser aceptado y admirado. Y finalmente llegado a cierto punto, si tienes suerte (empieza a cantar), se empiezan a partir las costuras y todo comienza a caer… Luego eres libre».

Jim Carrey es un hombre que sufrió durante años. Depresiones, enfermedades de su madre, adicciones… El último golpe fue el suicidio de su novia tras su ruptura.

Tocó fondo y según él, despertó.

Y ahora vive en una nueva realidad.

Dice sentirse liberado. Despreocupado. Distinto.

Lo suyo no es pasar el pensamiento de positivo a negativo ni hacer respiraciones.

Experimentó una transformación más allá de las técnicas.

Supo entender de dónde viene todo y cómo vivimos una ilusión mental.

Parece que algo de El Show de Truman se hizo real… (¿La has visto? Tiene su transfondo!)

Esto no se trata de controlar el pensamiento o los síntomas para convertirse en ansiosos profesionales que sienten que «bueno, sí, algo han mejorado», pero que siguen con el miedo siempre acechando.

Necesitamos una vuelta de 180 grados.

No una de 360 para volver al mismo lugar.

Si quieres acompañarme en esta nueva y liberadora forma de vivir tu realidad, puedes pulsar aquí

– Rocío

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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