A estas alturas muchas personas descubrieron que la felicidad no está en lo de fuera.
Ya no es el trabajo soñado, el coche, la casa o la pareja perfecta lo que traerá lo que anhelan sentir.
O sí, pero en forma de ráfaga, que como viene se va.
Dejando una sensación de vacío.
Poniéndoles a desear de nuevo.
Entonces llega el día que empiezan a buscar dentro.
Pero a veces caen de nuevo en un malentendido.
La felicidad llegará – piensan – cuando sienta esto o lo otro. Algo que supuestamente llega de mi interior.
Cuando logre controlar mi mente, o dominar mi cuerpo y sus sensaciones, descansaré.
Siempre detrás de algo que ha de llegar para poder experimentar felicidad.
La misma búsqueda con distinta orientación.
De fuera a dentro.
Más de lo mismo.
Esa búsqueda parece más noble, más espiritual, más elevada, pero sigue siendo una rueda que gira sin llegar a ninguna parte.
Por eso, en lugar de ir detrás, esperando, podemos abrir una nueva puerta, quizás no explorada.
Nada más y nada menos que presenciar ahora.
Con una serie de comprensiones.
Comprendiendo qué es eso de la felicidad, desde otra conciencia.
Comprendiendo que no eres ninguna emoción, o sensación o pensamiento, sino aquello que lo contempla.
Comprendiendo que uno no necesita lo que cree que necesita.
Un abrazo,
– Rocío
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