Salgo de una clase de Pilates.
En su día Joseph Pilates bautizó a su disciplina como Contrología, al enfocarse en el uso de la mente para controlar el cuerpo, buscando el equilibrio y la unidad entre ambos.
El método se centra en el desarrollo de los músculos internos para mantener el equilibrio corporal.
Y la verdad es que el profesor que te toque hace la diferencia.
No paraba de explicarnos el por qué de cada movimiento.
Nos recordaba mantener el patrón de respiración.
Nos explicaba la importancia de controlar el cuerpo, entrenarlo para que “obedezca” de una forma cada vez más automática las órdenes que le dábamos.
“Fijaos cómo en esta postura, el cuerpo tiende a tensar esta otra parte sin que nos demos cuenta, soltad esa tensión. Fijaos cómo al subir los brazos en esta postura, la espalda tal y cual…”.
Conciencia corporal.
Otras veces ejecutaba los ejercicios sin saber cómo, por qué, para qué y qué pasa si esto y lo otro.
Así se hace.
Tu cuerpo se va volviendo más sabio y sofisticado.
Lo mismo pasa con la mente. Ves por dónde voy.
Cuando estás en un proceso constante de aprendizaje, asocias cada comprensión con lo que necesitas.
Ya te lo sabes: en lo que enfocas tu atención, incrementa en tu experiencia.
Dos conclusiones para un martes cualquiera: el ejercicio físico es una maravilla y la mente de principiante te trae enseñanzas a cada paso.
Un abrazo,
– Rocío
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