Obviamente funcionamos con historias de lo que nos pasa y nos pasó.
Es importante recordar que sólo son versiones de la “realidad real”.
Con toda su neutralidad.
La mente encaja episodios, ideas, filtros… para dar cierta coherencia.
Y cuando estamos bajos de ánimo, con una calidad de pensamiento más baja, la versión se amarga.
Y en un mismo día, cuando mejora el ánimo, y mejora la calidad de pensamiento, la versión se dulcifica.
Por lo tanto, esas versiones sólo son hipótesis.
Pensamientos.
No la realidad en sí misma.
En la consulta escucho muchas veces la misma historia contada desde diferentes ángulos, creencias e ilusiones.
Es increíble lo que hace desde dónde nos contamos las cosas.
Y cómo eso va tejiendo, matizando, nuestra experiencia posterior.
Hoy una cliente me contaba que había vivido una agresión sexual por parte de su pareja.
Exploramos cómo la forma de contárselo a si misma la estaba manteniendo como víctima permanente hoy.
Cuando ese hombre ya no está, esa experiencia ya no existe, y esa mujer desprotegida tampoco.
No se trata de negar el daño, sí de minimizarlo.
A través de contarnos historias más alineadas con la realidad, es decir, sin exigencias, sin juicios, sin personajes.
Aún así, sabiendo que sólo son historias.
Dale una vuelta cuando quieras.
Un abrazo.
– Rocío
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