Es normal que quieras comprender POR QUÉ estás viviendo esto.
“¿Por qué tengo estos ataques de pánico, qué me ha traído hasta aquí?”, me preguntan muchos clientes.
“¿Algo de mi infancia me marcó y ahora exploto?”
“¿Mis padres y su educación tienen algo que ver?”
Buscar razones y “culpables” no es prioritario.
Eso llega después.
Buda contaba a sus discípulos:
“Suponed que un hombre recibe el impacto de una flecha envenenada. Rápidamente llaman a un médico para que le cure. Cuando éste se apresura a retirar la flecha, el herido le dice:
¡Espera, no me la saquéis todavía!
Antes de que me la quiten, quiero saber si la flecha es de madera o es de hierro… de pino o de bambú… si me disparó un noble o un mercader, un plebeyo o un guerrero… y quiénes eran sus padres, de dónde proviene su familia… por qué me la disparó… y si me la han disparado desde el norte o desde el sur…”
Y así siguió preguntándose cosas que seguramente para él eran muy importantes. Hasta que el veneno hizo su efecto.
Cuando tienes ataques de pánico lo prioritario es pararlos. Bajar el nivel de ansiedad al que has llegado. Que tengas técnicas rápidas que te devuelvan la sensación control y de estar a salvo.
Más tarde vendrán los porqués. Más tarde podrás comprender qué creencias y experiencias te han llevado hasta aquí.
Demasiado análisis es parálisis.
Un chiste dice:
“¿Crees que te está funcionando el psicoanálisis?”
“No lo sé, sólo llevo 10 años en terapia, ¡dame un tiempo!”
Transformarte es un proceso que se puede alargar, pero estar como estás tiene solución YA.
Antes de nada, curemos la herida. Después vendrá todo lo demás.
Te propongo soluciones rápidas primero, comprensiones profundas después.
Esas comprensiones pueden seguir evolucionando cada día, como te cuento en https://hermanoslacasa.com/sistemas/
Un fuerte abrazo,
– Rocío Lacasa.