En la ecuación de la recuperación necesitamos llevar al mínimo el factor tensión.
Por ejemplo. Aparece un pensamiento negativo, tipo «la vida es una mierda, no merece la pena».
Intuitivamente parece que lo suyo es, de inmediato, decirte «no, no, no, la vida es maravillosa, me encanta vivir».
Pim – pam.
Buscar argumentos que contradigan y arrinconen el pensamiento que tanto incomoda y asusta.
Esa reacción sería ideal si en esos momentos la mente de la persona estuviera receptiva y su sistema nervioso equilibrado.
Pero probablemente no. Probablemente esté en modo distorsión/foco negativo y no se crea ese tipo de pensamientos bonitos.
Entonces, forzarse a pensar en positivo genera una tensión que en realidad alimenta y cronifica el pensamiento negativo.
Por eso nos interesa más que transformar pensamientos, aprender a distanciarnos de ellos. Quitarles poder. Tener la certeza de que pensar cosas terribles no tiene más valor que indicarte que el foco está desviado. Usarlos como guías. Saber que sólo son señal de que nos hemos distraído, por cansancio, por nervios o por simple confusión hormonal.
Hoy una cliente me contaba que temía pensar que no le gustaba vivir. Como si estuviera yendo en contra de sus valores. No se reconocía.
Qué miedo pensar eso y qué miedo pensar que está pensando eso.
Meta-miedo.
No-eres-tu-pensamiento. Y menos en esos momentos.
Ella trataba de solucionarlo usando afirmaciones positivas. Parece lógico. No le estaba funcionando.
Le expliqué que estaba usando las afirmaciones como balas disparando contra el enemigo.
Estaba disparando contra un pensamiento, huyendo de un pensamiento.
¿Resultado?
Tensión, conflicto, presión, miedo, activación, huida…
Declaración de guerra.
La Psicología Inversa ContraIntuitiva te enseña a meta-pensar y a reaccionar no como te pide la ansiedad, sino exactamente al contrario. Dejas de caer en sus trucos y te das cuenta de que la ecuación es mucho más simple de lo que el miedo te estaba contando.
Y surge la paz.
Te cuento cómo aplicarlo aquí
Un abrazo,
– Rocío
PD: Mi propósito para el 2018 es ponerme al día con los correos no respondidos. Cada semana recibo cientos, por los que si no te respondí en alguna ocasión, reenvíamelo y trataré de hacerlo cuanto antes.