Hoy he estado con un amigo que hace tiempo no veía.
Me ha citado de una forma un tanto misteriosa.
Y después de un poco de charla banal, me ha «confesado» su secreto.
«Entre nosotros, por favor. Ya sabes cómo es la gente.»
«Sí, sí claro, cuéntame».
«Verás, es que… tengo ansiedad».
Me cuenta que está nervioso, que duda mucho de sus decisiones en el trabajo, que está bloqueándose en las reuniones y rindiendo a medias con su pareja.
Respeto y entiendo perfectamente su reticencia a «hacerlo público», pero no voy a seguirle el juego. Osea no hay por qué ir diciendo «hola me llamo Pablo y tengo ansiedad». Pero, naturalidad, por favor. Reencuadremos el tema. Parece que estuviéramos hablando de la homosexualidad hace 100 años (ó 20).
Si piensas que una persona con ansiedad es una persona débil, trastornada o poco inteligente es que bebes de la fuente equivocada.
Hace siglos hubo varias explicaciones sobre la causa de la ansiedad y/o ataques de pánico.
Bilis negra en el cerebro.
Brujería.
Posesión demoníaca.
Imbecilidad mental.
O bien útero atrofiado.
Ahora que el estigma está un poco superado (parece que no del todo), podríamos proponer el Día Del Orgullo Ansioso, ¿no?
Lo primero que aclaro en mis sistemas es que la persona que llega a mi es posiblemente la más inteligente, consciente y valiente de su núcleo familiar o laboral. Muchos otros prefieren vivir en el malestar crónico. Porque vivir con ansiedad, se puede vivir, claro. Café, pastillas, mentiras, sexo, rock and roll….
Tener ansiedad significa varias cosas. Por un lado, tu sistema nervioso, por múltiples motivos, se ha desajustado, y está sobreactivado y confundido, creando síntomas intensos cuando no debe. Por otro, estás dando demasiado poder a los pensamientos angustiantes, alimentándolos sin darte cuenta. También es un tema de gestión de energía y límites. Puede que te entregues a los demás sin tener en cuenta tus tiempos, tus necesidades.
Hoy en día, querido amigo/a, estamos todos muy expuestos a que cualquiera de estas cosas nos sucedan. Y para mi una persona que se da cuenta de que podrías sentirse con infinita más confianza, seguridad y tranquilidad en su día a día, y pide ayuda, es un líder.
Un líder.
Te admiro. Te felicito.
Desde que estoy en el mundo con mis sistemas he conocido a personas fuertes, sabias y conscientes, que pudieron ir saliendo del Malentendido en el que la vida les fue metiendo casi sin darse cuenta.
Si quieres aquí me tienes.
Un saludo,
Rocío Lacasa