Nadie nos explicó de niños cómo funciona la realidad.
(Si a ti sí, qué suerte. Te habrás ahorrado mucho dolor y confusión).
La gran mayoría asumimos que lo que pasa fuera tiene un efecto directo dentro.
Las cosas te van bien, TIENES que estar bien. ¿Van mal? Toca estar mal.
La gente se sorprende cuando alguien con ¨éxito” se deprime o angustia. Como si fuera ilógico o injusto.
“¿De qué te quejas con lo bien que vives? Hay gente que pasa hambre”.
“Anda, anímate, que por lo menos tienes trabajo, en los tiempos que corren”.
“¿Cómo puedes deprimirte teniendo una familia tan bonita?”
Esto se lo dicen constantemente a mis clientes, para su desesperación.
Son comentarios que claramente provienen de personas que no han vivido con ansiedad.
Al contrario, cuando alguien con una vida tormentosa, es feliz y sonríe, filman un documental. Caso raro, ¿no?
Bueno, exagero, no es tan raro. Todos conocemos a personas que mantienen la calma en las situaciones más duras. Que están serenos y positivos ante la pérdida (de su salud, su trabajo, su pareja…).
¿Qué hacen distinto estas personas? ¿Qué hacen para no tener ansiedad ante lo que están viviendo y ante lo que les queda por vivir?
Dirigen su mente y ven más allá de la creencia establecida. Recuerdan que la felicidad está en su interior. Eso les permite permanecer impasibles ante las circunstancias externas.
Lo más probable es que lo hayan aprendido en el camino, a través de su experiencia.
Puede que conozcas la “Parábola del Hijo Pródigo”.
(No voy por lo religioso, sólo quiero extraer la enseñanza).
El hijo pródigo, tras haber buscado y buscado fuera, se da cuenta de que lo mejor es volver al hogar. Es recibido por su padre con una gran celebración.
Esto nos habla de dejar de depender de lo ilusorio y volver al hogar interior, a tu Yo más profundo.
Todo está en ti.
Si nos hubieran enseñado cómo funciona la mente, cómo estabilizarla, cómo limpiarla y ordenarla, no nos veríamos tan arrastrados por la marea exterior. No fue así, y no pasa nada, cualquier momento es bueno para retomar el control y salir del sueño profundo.
Mi misión es compartir contigo esa sabiduría milenaria que todos podemos interiorizar como una verdad suprema. Te cuento más en https://hermanoslacasa.com/sistemas/
Un fuerte abrazo,
– Rocío Lacasa.