Con el compulsionar y el rascar, todo es empezar

Pasa algo curioso en la recuperación del TOC.

Es un truco mental que hay que conocer para poder trascender.

En el TOC la persona tiene pensamientos que rechaza y vive como muy desagradables.

Algunos ejemplos son:

– pensar que va a hacer daño a alguien (siendo lo último que querría hacer),
– dudar de si es homosexual (sin serlo ni quererlo),
– imaginar escenas sexuales relacionadas con la religión (sintiendo repugnancia ante ellas).

Es distinto a la Ansiedad Generalizada, en la que la persona se preocupa por cosas que las que considera normales preocuparse, como darle muchas vueltas a si le van a despedir del trabajo.

También es distinto a los delirios, donde la persona cree firmemente en sus ideas delirantes, por ej, pensar que le persiguen o que algún famoso se ha enamorado de ella.

En el TOC los pensamientos son intrusivos y la persona odia tenerlos.

Por eso los rechaza de lleno.

A partir de ahí crea compulsiones para reducir el malestar e intentar echarlos o que pierdan poder.

Al principio funciona.

Pero los pensamientos vuelven.

Y se necesitan más compulsiones.

Empieza el círculo vicioso. Porque no es más que eso, un vicio, una especie de adicción mental.

Parte del tratamiento es que la persona deje de sentir rechazo ante las ideas que irrumpen en su mente. Que comprenda que no dicen nada de ella ni son atribuibles a sus deseos y valores.

Aqui viene el reto.

Lo consiguen.

Llega el pensamiento, en forma de imagen o diálogo, y la persona puede dejarlo estar.

Cambia su reacción ante los pensamientos. Pica, pero no es tanta la necesidad de rascarse, porque comprende que no le pertenecen.

¿Qué sucede? Que algunos se asustan.

«¿Cómo puedo estar pensando esto sin sentirme mal por ello? ¡Debo de ser una persona horrible!»

Una vez se empieza a rascar, no puede parar.

«Lo haré, por si acaso……».

Y cascada de compulsiones de nuevo.

Yo les ayudo a ver que el rechazo era para ellos parte del alivio.

Y que el TOC se cuela de nuevo por esa rendija emocional.

El miedo les hace sentir que deberían volver a conectar con la culpa.

Y hala, se reactiva el malentendido.

Por eso es clave conocerlo a fondo, para que no haya ni trampa ni cartón. La ansiedad aprovecha los puntos ciegos para reinstalarse. Hay que sabérselos de memoria.

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Un abrazo,

– Rocío

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