Mucho hemos hablado de los psicofármacos, pero poco de uno de los ansiolíticos más usados mundialmente.
Tengo muchos clientes (y amigos) que recurren a la bebida para lidiar con el día a día o con sus situaciones estresantes.
Sienten que una copa les relaja y les permite ser ellos mismos. Es cierto que el alcohol te desinhibe, por lo que se convierte en un gran aliado para personas tímidas o con ansiedad social. Actúa rápidamente sobre el sistema nervioso.
Mejor dicho, le pega un zambombazo al sistema nervioso que ríete tú del orfidal.
Generalmente te da un subidón, en el que pasas distintas fases como la típica exaltación de la amistad, sentirte muy seguro de ti y muy gracioso, atreverte a entrar a cualquiera… qué maravilla.
Pero todo lo que sube, baja.
El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso central.
No estoy aquí para decirte que hagas o dejes de hacer, ya somos mayorcitos, pero una persona que está pasando un proceso de ansiedad, tiene que ser consciente de que cuidar su cuerpo y su mente es el primer mandamiento personal.
Si te gusta los efectos que produce el alcohol, ten por seguro que puedes conseguirlos sin beber. Puedes manipular los químicos de tu cerebro para que te hagan comportarte tal y como desees. Más seguro/a, más atrevido/a, más valiente.
En mis sistemas te enseño a cambiar tu mente usando tu mente y tu cuerpo, sin necesidad de sustancias que sólo tapan, desvían y ensombrecen.
Si quieres, te acompaño en tu proceso de transformación.
Un abrazo,
Rocío Lacasa