El paradigma de llegar a las 8 de la tarde a casa después del trabajo y pretender relajarte no funciona.
Y ya si esperas al domingo, después de toda la semana, ni te cuento.
Tu cuerpo llega demasiado tenso. Tu mente saturada de pensamientos.
Es mucho más difícil de deshacer.
A esas alturas, lo único que te apetece es anestesiarte con comida, televisión o drogas duras (más comida y televisión).
Quizás con una pastilla.
O un porro, quién sabe.
Porque relajarse requiere cierto esfuerzo.
Y cuando llevas todo el día cargando, no te quedan fuerzas ni siquiera para relajarte.
Relajarte es una forma de Tensión Sana, de la que te hablo en mis sistemas.
Es otro de los procesos contra-intuitivos que conforman la calma.
En tu rutina diaria necesitas crear momentos de Recuperación y Renovación que te permitan ir soltando.
Hay dos formas de gestionar tu jornada:
Estrés, estrés, estrés, estrés, estrés –> calma
Estrés –> calma, estrés –> calma, estrés –> calma.
Una te desborda. La calma se consigue, si se consigue, a base de un sobre-esfuerzo o forzando al organismo a relajarse (drogas duras y blandas).
La otra te mantiene en un equilibrio constante.
Se trata de ser consciente de tu cuerpo y mente durante la jornada para ir gestionando tu energía. Te explico cómo en mis sistemas.
Como te decía ayer en Instagram y Facebook, no podemos conformarnos con el cuento de que es «la era de la ansiedad».
Que sí, que el ritmo frenético, la tecnología, las exigencias, hacen que la sociedad viva estresada.
Pues yo me niego.
¿Quieres formar parte del problema o ser parte de la solución?
Cuéntale al mundo con orgullo que tuviste ansiedad pero que ya no quieres seguir siendo una víctima.
Párate a respirar en medio de la reunión y si alguien se ríe o te mira raro, dile «te animo a que lo hagas conmigo».
Llévate tu propia comida sana y que sepan que te respetas demasiado como para no comer con conciencia.
Di que no a ese plan sin tener que inventar excusas, un «no me apetece gracias», con una sonrisa sincera, puede cambiar tu mundo.
Marca la diferencia y ayúdame a crear un mundo más consciente y sano.
Un abrazo,
Rocío Lacasa