En ocasiones la ansiedad es una gamberra que hasta me cae bien.
Saca todo el ingenio que hay en ti.
El otro día un chico me cuenta que ha superado su ansiedad, en concreto su TOC.
Hasta entonces una de las cosas que hacía, compulsivamente, era comprobar que había cerrado bien el coche.
Era la obsesión-compulsión que más le molestaba. Que más tiempo y energía le robaba.
Podía ir y volver de 3 a 10 veces a mirar la puerta y pulsar la llave.
Se sentía absurdo, pero la duda parecía tan real que no podía evitarlo.
Pues me dio la noticia de que por fin había conseguido dejar de hacerlo.
«Ay, qué bien, ¿o sea que has conseguido confiar?», le pregunté.
«Sí, ahora ya simplemente hago una foto con el móvil de la puerta y el pestillo pulsado, ¡y así ya no tengo que volver más a comprobarlo!».
Genial.
Una compulsión congelada-digital.
La tecnología al servicio de la ansiedad.
La conversación continuó, y tanto él como yo sabíamos que su cabecita había generado una nueva manera de controlar.
Más moderna y práctica pero igual de ansiosa.
Cuando tu mente tiene la orden inconsciente de controlar, es obediente y genera tácticas, más o menos encubiertas.
Si nota que estás queriendo acorralarla, se vuelve más escurridiza.
Aquí se trata de cambiar la relación con el control. Del control ansioso al control consciente.
En fin, que si quieres que vayamos cazando los trucos que tu mente crea para mantenerte en estado de alerta, yo me sé casi todas, te cuento en mis sistemas
Tú también los conoces, sólo que a veces dejas que gane la partida para que te deje en paz.
«En paz».
Un saludo,
Rocío Lacasa