Hay clientes que me preguntan si es normal sentirse inquietos al iniciar mis cursos.
Es absolutamente normal.
Son los nervios de empezar una nueva relación.
Es la pereza de empezar a andar.
Es el vértigo de saber que vas a poner todo de tu parte y empezar a ser auto-dependiente.
Es la luz que a veces deslumbra al despertar.
Es el ego diciéndote «mejor malo conocido que bueno por conocer».
Son los trucos de siempre diciéndote «¿y si no…?»
Posiblemente estas personas llevaran tiempo evitando mirar de frente al miedo.
Era un intento de solución.
Pero se dan cuenta de que vivir esquivando sólo mantenía y empeoraba el problema.
Precisamente esquivar, mirar hacia otro lado, es lo que alimenta estas resistencias.
Temer tu propia sombra es doloroso.
Si te atreves a mirarla, se acaba el susto.
Entonces te das cuenta de que eso que te asustaba tanto…
¡Sólo era una sombra!
Al empezar el sistema, metemos el dedo en la llaga.
Con cariño, pero sin paños calientes.
Lo hacemos para por fin curarla.
Cuando pasa el revuelo inicial, te permites traspasar la ilusión del miedo.
De todas maneras, otros muchos sienten calma y control desde el minuto 1.
Quizás tocaron fondo y ahora sólo queda ascender.
Saben que ha llegado el momento de despertar de la ilusión.
Se han hartado de sufrir y eso conecta con su coraje.
¿Te animas a formar parte de la comunidad de personas que se niegan a seguir sufriendo? Pásate por mis sistemas haciendo clic aquí.
Un abrazo,
– Rocío