Meditar no es sólo estar sentado recto con los ojos cerrados apestado a incienso.
Hay que aprovechar las oportunidades de trascender el pensamiento.
Ya sea mirando por la ventana del autobús, sentado en el baño o mirando cómo centrifuga la lavadora.
Hoy, noche de Halloween, es un buen día para practicar.
Si te pones una película de terror y observas lo que sucede en tu organismo, te podrás dar cuenta de muchas cosas interesantes.
¿Qué sientes cuando la música va sugiriendo lo que está a punto de pasar?
¿Crees que influye que el protagonista esté en penumbra?
¿Qué sensaciones genera tu cuerpo en los momentos álgidos de tensión?
¿Excitación, alivio, rechazo, morbo?
Relaciónalo con las situaciones de miedo en la vida real.
Y, ¿cómo haces para que no te dé miedo la película? ¿Qué haces para recordar que es sólo una película, con actores y un guión?
Observa.
¿Qué te dices, qué imaginas?
Recuerda que puedes hacer lo mismo con las películas mentales.
Y, ¿qué recursos utiliza el director para crear más intriga o terror?
Música, conversaciones, tonos, colores, movimientos…
Fíjate.
¿Sabes que eso mismo hace tu mente, en concreto los mecanismos de la ansiedad, para mantenerte alerta?
En fin, te propongo que pases una noche productiva ampliando tu conciencia y control mentales y corporales.
Es toda una experiencia.
Si quieres comprender en profundidad cómo se crea y generaliza la ansiedad y cómo transformarla estratégicamente en calma, visítame haciendo clic aquí.
Feliz noche,
– Rocío Lacasa