¿He conseguido llamar tu atención?
Siento tener que hacerlo así, pero simplemente estoy reproduciendo lo que la ansiedad hace.
La ansiedad llama tu atención para recordarte que necesitas parar, conectar y escuchar.
En general, hay dos tipos de síntomas: los que vienen de la herida y los que vienen del esfuerzo de tu organismo por recuperarse de la herida.
La fiebre no es la lesión, es la defensa del organismo por sanar la auténtica lesión.
Además, la fiebre -y sus síntomas-, te avisan de que tienes una infección. Si no, ésta pasaría desapercibida y se agravaría.
Tu organismo tiene sofisticados mecanismos automáticos que ponen en marcha procesos curativos ante cualquier lesión (ya sea física, mental o emocional).
Cuando compruebas que tienes fiebre, te pones un paño húmedo fresco, te acuestas y tomas un analgésico. Lo primero de todo es controlarla, bajarla, sobretodo si es alta.
Y después, viene averiguar qué es lo que está provocando esa subida de temperatura.
La ansiedad es una defensa de tu organismo para sanar tus heridas.
El otro día una suscriptora me contaba que su médico le aconsejó retirar la medicación para que pudiera conectar con lo que realmente estaba pasando en su interior.
Las benzodiacepinas y los antidepresivos tapan los síntomas, e impiden, así, que se activen las capacidades de autorregulación de tu organismo.
Todo esto es impresionante. Puede que ahora no te guste oírlo, pero muy pronto podrás dar gracias a la ansiedad por haber llamado tu atención. Una vez la atiendas, estará preparada para desaparecer, porque ya ha cumplido su misión.
En mis métodos te explico en profundidad cómo es esta capacidad de autorregulación tan potente. Es la que nos ha permitido sobrevivir durante cientos de años.
Lo importante es facilitarle su trabajo y que te impulse hacia una rápida recuperación.
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Agradece a tu cuerpo y a tu mente su necesidad de encontrar el equilibrio.
Un abrazo,
– Rocío Lacasa.