Antes de especializarme en la ansiedad, trabajé a fondo con los trastornos de la conducta alimentaria.
Con las personas y con su trastorno.
Como dos seres independientes.
Una parte importante de la terapia es que el paciente y su familia hagan el «divorcio» de la enfermedad.
La anorexia y la bulimia llevan a tener conductas muy extremas.
Los pacientes mienten, pueden comerse su propio vómito, o poner la tortilla en la ventana un día de verano para que la salmonellosis les provoque gastroenteritis.
Y ni son mentirosos ni les gusta hacer esas cosas.
Eso lo hace la enfermedad.
Es como una posesión momentánea.
Cuando la persona vuelve a su ser, a ser consciente de lo que está haciendo, se siente culpable, se odia, se rechaza. La familia se cansa de tanta hostilidad y engaños.
Con lo que ella se siente peor y alimenta a la bestia.
Lo más importante es conocer a la perfección el trastorno, saber qué busca y cómo lo busca y quitar culpa a la persona.
Pedirle el divorcio a la anorexia o a la bulimia.
«Yo no soy mi trastorno», se dicen.
El único problema es que generan odio a una parte de ellas mismas.
Con la ansiedad conviene hacer lo mismo pero a lo Gwyneth Paltrow y Chris Martin.
No necesitamos tanta agresividad. No necesitamos ni queremos sentir odio.
Tampoco miedo.
Cuando Gwyneth y Chris se separaron lo anunciaron como una «separación consciente».
Hubo mucha mofa con el asunto. Yo no lo puedo encontrar más acertado.
La palabra divorcio suele estar asociada a agresividad, a lucha, a pérdida.
La recuperación de la ansiedad no puede estar hecha desde ahí.
Sí requiere coraje, conciencia y constancia.
Es probable que la ansiedad te hiciera hacer cosas que no te producen demasiado orgullo.
Puede que te haya hecho mentir o inventar excusas.
Puede que te haya hecho creer que te falta valor, habilidad o derecho.
Si fue así, date permiso para soltar cualquier culpa o vergüenza porque estaba hecho desde una parte de nosotros que se comporta como un niño asustado.
A la hora de separarte conscientemente de la ansiedad, no sólo son importantes las técnicas, sino la comunicación y la relación que generas con esa parte de ti.
Si quieres que te enseñe cuál es el marco más potente para conseguir recuperarte, vente aquí conmigo.
Un abrazo,
– Rocío Lacasa