El mito de la paz de pueblo

De acuerdo sí, estamos súper estresados.

Ok, las grandes ciudades no descansan.

Tráfico. Ruido. Luz artificial. Contaminación.

Rápido, fuerte, alto.

Todo eso afecta a cuerpo y mente.

Pero eso de irse a vivir a la playa o al pueblo para «escapar» de la ansiedad suele ser un error que eterniza el problema.

He tenido muchos clientes convencidos de que su malestar provenía de su trabajo (o su no trabajo), su pareja o sus horarios.

Más tarde se sintieron frustrados al darse cuenta por ahí no andaba la solución definitiva.

Puede que mejoraran sus síntomas, que tuvieran más calidad de vida y que se sintieran satisfechos por haber tomado decisiones.

Todo cambia cuando reconoces y recuerdas que la verdadera paz se encuentra dentro de ti.

Si no trabajas tu paz personal, allá donde vayas, la confusión te acompañará.

El que se va al pueblecito a cambiar de vida sin más, llega, se acomoda… y empieza a preocuparse por el tiempo, por las cosechas o por la gotera.

Su mente se las arreglará para encontrar preocupaciones con las que entretenerse.

Una cosa es favorecer tus hábitos y cuidar tus condiciones externas.

Campo, aire puro, naturaleza, mar, descanso, comida local… Eso ayuda, y mucho.

Otra muy distinta es esperar que todo el trabajo esté hecho. Es como poner un plato delicioso a una persona con gastroenteritis. No podrá apreciarlo.

Tu psicología es tu herramienta más potente. Cuídala, dedícale tiempo y atención.

Puedes ser feliz y vivir en paz en cualquier circunstancia, en cualquier compañía, en cualquier lugar del mundo.

Abrazos,

– Rocío Lacasa.

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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