Sed amables con los demás.
Hasta dónde lleguéis en esta vida dependerá de cuán cariñosos seáis con los más jóvenes, cuán compasivos con los mayores, cuán comprensivos con los rivales, cuán tolerantes con los débiles y con los fuertes.
Porque en esta vida, algún día habréis sido todos ellos.
– George Carver
La amabilidad es uno de los ingredientes clave en el pastel de la recuperación.
Ahora, por si no teníamos suficiente con el Mindfulness, se nos propone practicar el Kindfulness (kind: amable).
Y creo que es imprescindible.
Mis padres siempre me dijeron «el mundo es de los amables». Por supuesto, empezando por uno mismo.
Puede que haya quien piense que precisamente su problema fue ser demasiado amable, que lo que necesitaba era ser más agresivo y poner límites firmes.
No son incompatibles.
No se trata de caer en el buenismo o dejarte pisotear.
Se trata de conectar con el lado dulce y suave de la vida.
¿Eres de esos que le hace más ilusión regalar que recibir regalos?
Pues tienes en la amabilidad un regalo que puedes compartir a diario.
Una sonrisa, un halago, un gesto…
Siempre digo que embarcarte en la recuperación de la ansiedad implica convertirte en parte de la solución, y no del problema.
Con tu evolución, estás haciendo un gran regalo al resto.
Desprendes una nueva energía.
Te ven cuidando tus palabras, esforzándote por superarte, creando y respetando tus rituales de poder.
Una mujer me escribía preocupada porque la práctica del sistema le iba a quitar tiempo para cuidar a su familia. Mi respuesta fue que les implicara y que estaba siendo un gran ejemplo para ellos. A mi me hace feliz cuando Jimena, mi hija mayor, me dice «mamá, ¿nos ponemos a respirar?». Ya empieza a entender cómo su mente crea imágenes y cómo puede jugar con ellas.
Lecciones básicas que no nos enseñaron en el colegio.
Gracias por hacer de este un mundo mejor.
Un abrazo,
– Rocío
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