Mi hija se dio un golpe en el pie y el dedo tenía muy mala pinta.
La llevé al pediatra y tras examinarla, me dijo:
«La hemos perdido…»
Su uña del dedo pulgar murió, ya no sirve.
Ha de nacer una nueva.
«Es muy importante que no se la quitéis, para que la uña nueva salga por el mismo canal, que tenga esa guía de la uña vieja y se vaya cambiando una por otra. Además la uña muerta sigue protegiendo esa piel sensible».
Y yo, como tengo la mente donde la tengo, hice la asociación inmediata.
Muchos de mis clientes, cuando descubren los trucos mentales en los que han estado atrapados, se exigen dejar de hacerlos inmediatamente.
Arrancárselos.
Como si el hecho de haberlos reconocido signifique que ya no pueden caer en ellos.
Y si lo hacen, lo viven como señal de que no avanzan, culpándose y exigiéndose.
Piensan que ciertos hábitos o creencias ya no les funcionan, y quieren sustituirlos como quien se cambia el calzoncillo.
Y no es tan sencillo.
Se necesita un período de ajuste, en el que tus mecanismos de defensa, que en su día te protegieron, te vayan dando permiso para hacerlo de forma natural. Esos mecanismos, siguen protegiendo de alguna manera, siempre que estés dejando espacio para lo nuevo.
Por ejemplo, una cliente con compulsiones. Se decía frases para tranquilizarse cuando pensaba cosas horribles, hasta que un día se dio cuenta de que eso daba fuerza a sus pensamientos.
¿El problema que me traía? Que ya no se permitía decirse NADA mínimamente tranquilizante, «por si estaba cayendo en la compulsión».
Otro cliente había estado mucho tiempo limitado por sus miedos, por sus pensamientos, y evitaba variadas situaciones.
Tras practicar los sistemas, se propuso NO EVITAR NADA.
Tenía miedo de tener miedo.
«¿Estaré evitando?», se preguntaba continuamente.
Generando problemas donde no los había.
Cómo nos enredamos, eh.
No se trata de eso.
No se trata de dejar radicalmente de actuar y pensar como lo hacías, desde el marco ansioso, y pasar a ser de la liga anti-ansiedad a toda costa.
Ese tipo de energía paraliza.
No provoca más que rechazo y frustración.
Ten en cuenta que la fuerza del hábito y el miedo que pueda seguir latente, podrá hacer que, a veces, vuelvas a caer en el malentendido. No pasa nada. Siempre que estés dejando que salga lo nuevo.
Lo viejo irá perdiendo poder, si no te obsesionas con que lo pierda.
Si uno se culpa por no estar avanzando todo lo rápido que «debería», no hará más que entorpecer tu recuperación.
Este es un periodo de transición, no de extirpación.
Transitando, día a día, para que lo nuevo se ajuste a lo que se está yendo, a lo que funcionó en algún momento pero ya no sirve.
Con conciencia, paciencia y compasión.
Para obtener claridad mental en tu proceso, te cuento estos trucos de los trucos de los trucos en mis sistemas haciendo clic aquí
Un abrazo,
– Rocío