Me han «confesado» esto muchísimas veces.
Y precisamente lo han hecho personas cuerdas.
O personas que han experimentado la «locura» pero que ya fueron diagnosticadas y medicadas y pueden hablar de ello con perspectiva. Y lo cuentan en pasado.
Es decir, nunca me lo ha dicho nadie que estuviera realmente loco.
Para entendernos, cuando digo loco hablo de una persona con esquizofrenia o delirios. Lo digo desde el súper respeto, le quitamos ese matiz un poco simplista, ok?
Tuve a un brillante catedrático que me contaba (en secreto) que toda la Universidad había tramado un complot en su contra. Lo sospechaba hacía tiempo pero tuvo la confirmación escuchando canciones seleccionadas en la radio, que usaban para controlarle. Usaban la radio nacional para meterle mensajes subliminales. Si ponían una canción de los Beatles, encontraba la conexión con su caso.
Era atractivo el tío, espero que hoy en día esté bien.
Él no dudaba de la certeza de su teoría conspiratoria. Su ansiedad provenía del miedo a no saber defenderse, no de que su cabeza estuviera generando esas ideas.
Los locos eran los otros.
Otra mujer tuvo que esperar a la tercera o cuarta sesión para hablarme de sus ideas. Estaba aterrorizada de que le dijera que necesitaba ingresarse.
Finalmente me reveló que tenía fantasías impúdicas con otras mujeres, ¡incluso con las monjas que de su colegio!
Puede que este pensamiento te sea incómodo. Imagínate para ella.
Porque nada estaba más lejos de causarle excitación o placer.
Se sentía sucia, rara e inmoral. Dudaba de su sexualidad, sintiéndose en realidad perfectamente atraída por los hombres.
Se convirtió en una obsesión.
Cuanto más luchaba por no tenerlas, más frecuentes y más fuertes aparecían.
Fue surgiendo una especie de truco para controlarlas.
Si se decía «amén» cuando aparecían, sentía que se auto-perdonaba. Más tarde tenía que escribirlo o santiguarse. Y no era especialmente religiosa, pero en momentos de angustia y descontrol, se agarraba a eso.
El alivio al comprender cómo se había gestado el Trastorno Obsesivo Compulsivo en su mente fue inmediato.
Más tarde tocó saber qué hacer en cada momento.
Al darse cuenta de que lo que hacía para resolver el problema era precisamente lo que lo alimentaba, fue definitivo.
Hoy no tiene obsesiones.
Te cuento esto para que veas hasta qué punto puede parecer que has perdido la cordura.
Tener pensamientos de lo más bizarros y enrevesados no determina tu equilibrio mental. De verdad.
Sabes que los psicólogos tenemos algo de confesores.
Un día pensé «tengo que escribir un libro con todas las cosas que me cuentan, para explicar qué es qué.»
Y eso hice.
Si quieres profundizar en la mente humana y sus películas, pásate por https://hermanoslacasa.com/sistemas/.
Un saludo,
Rocío Lacasa
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