El problema no es perder el norte, sino saber encontrarlo de nuevo.
Todos vivimos momentos de nerviosismo, de confusión, de estrés.
No se trata de eliminar esos momentos, sí de reducirlos, suavizarlos y acortarlos.
(Hay un procedimiento quirúrgico en el que te trepanan el cerebro y te extirpan una parte en el que sí deja de sentir estrés en su totalidad, por si a alguien le interesa).
El estrés sano es deseable.
A veces lo externo nos desborda, y por mucho que nos digan que las cosas dependen de cómo las interpretemos, pueden cogernos desprevenidos.
Ejemplo 1:
Tengo que entregar un trabajo el viernes. Voy justo de tiempo.
Entra el jefe y me dice que no, que es para el martes. Tres días menos.
¡No! ¡Horror!
¡No puedo, no llego, me da algo!
Subidón de adrenalina y bilirrubina.
Quizás ese subidón es necesario, o por lo menos aceptable, y el objetivo es recomponerme pronto.
Tras el shock inicial, que efectivamente ha revolucionado mi cuerpo, me centro, me reorganizo y vuelvo al equilibrio.
Ahí-está-la-clave.
Volver al equilibrio.
Volver a encontrar el norte, que está en el firmamento en forma de Estrella Polar o constelación de Orion, en la brújula, o como una sombra proyectada en el suelo.
Lo encuentras, y cada vez más rápida y naturalmente.
Ejemplo 2:
Me deja mi pareja.
Reacción inicial de shock, de visualizarme solo para toda la vida, cuidando gatos y hablando con la TV.
Lloros, lamentos, catastrofismo.
Pero tomo aire, toco tierra y vuelvo poco a poco a pensar que la vida sigue, que hay nuevas oportunidades, etc etc.
De nuevo hay una rebelión de sensaciones y pensamientos.
Pero pasa.
Y pasa cada vez más rápida y naturalmente.
La salud mental no está en mantenerte como una balsa de aceite siempre o en todo momento.
A veces la vida te tambalea un poco y está bien.
La salud mental está en tener margen de maniobra. Poder vivir momentos de estrés puntual y que tu cuerpo y tu mente tengan la certeza y la habilidad de volver.
Cuando cultivas la calma en tu día a día, te puedes permitir perder los nervios de vez en cuando.
Ten claro cómo encontrar el Norte y no te preocupes por perderlo.
Un saludo,
– Rocío