Hoy hablaba con una cliente que por fin está sintiendo resultados.
Hace un mes no creía poder sentirse como lo lleva haciendo unos días.
Calmada, centrada, en control.
Su ansiedad le contaba que el pánico iba a estar siempre al acecho.
El miedo nublaba sus predicciones.
Yo le explicaba que el cuerpo es sabio y agradecido.
Si le guías en la dirección adecuada y le das lo que necesita, responde.
Y cuando el cuerpo se calma, la mente se aclara.
En su caso, reconoce, ahora que comprende, que llevaba 7 años dirigiéndolo en la dirección equivocada.
Esquivando, evitando, tensando, cargando…
El pobre no sabe y hace lo que le pides.
Por eso es imprescindible conocer hacia dónde ir, qué camino tomar y cuáles son las mejores rutas y atajos para llegar.
Si le conduces a la ansiedad, él va.
Si le conduces a la calma, él va.
Cuando equilibras el cerebro físico con el racional y el emocional, hay una tendencia innata hacia el equilibrio natural.
El cuerpo siente que es como y donde debe estar, y prefiere permanecer así, ahí.
Gasta menos energía estando en equilibrio, por lo que cumple su misión.
Tu misión es ayudarle y darle lo que necesita.
Hebb, considerado el padre de la biopsicología, describe un postulado muy interesante, que dice:
«Neurons that fire together, wire together»
En castellano se pierde el juego de palabras, pero significa que las neuronas que «se disparan juntas, se conectan juntas».
La activación en una situación determinada de un conjunto de neuronas, hace más probable que tales neuronas se activen juntas al activarse algunas de ellas, probabilidad que crece cuanto más se repite esta activación conjunta.
En términos sencillos, repite y vencerás.
Antes repetías hacia la ansiedad, empiezas a repetir hacia la calma.
Hebb afirma:
Cualquier estimulación particular frecuentemente repetida, conducirá al lento desarrollo de una «asamblea celular» -una estructura difundida que abarca células del córtex y del diencéfalo (y además quizás en los ganglios basales del cerebro), capaz de actuar brevemente como un sistema cerrado, facilitando a otros sistemas semejantes y teniendo usualmente una facilitación motora específica.
Bueno, estas parrafadas se las dejamos a los científicos.
Lo que nos toca es recordar y tener la certeza de que se puede modificar el cerebro y por lo tanto el cuerpo.
¿Quieres conocer cómo hacerlo?
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Un abrazo,
– Rocío