No es habitual encontrar casos de personalidad múltiple.
Tuve la suerte de tratar a uno.
Me acordé el viernes viendo la película Múltiple, y hoy he recuperado su historia.
Este era un chico de 28 años. Llamémosle Ignacio. A su alter ego, Orfeo.
«El primer episodio disociativo fue en la carrera. No podía entender mis emociones, sólo desde lo lógico. Me frustraba. Orfeo me obligaba a sentir las cosas, ahora le echo de menos. Luego comprendí que los sentimientos podrían ser parte de mi.»
Me contaba que se vestía de negro, escribía poesía, dibujaba… sentía melancolía, dolor…
«No busco la soledad para hacerlos aparecer. Al principio según me hace sentir qué cosas, no me dejaba apartar esos sentimientos. Estaba bastante cabreado con él (Orfeo) pero luego lo agradecí. Estuvo hasta que conseguí resolver este problema, luego desapareció.»
«El segundo no fue tan divertido. Se empezó a gestar en el Erasmus (viaje en la carrera donde estudias un año fuera). Por querer experimentar. Dije «voy a comportarme como estos capullos para ver si soy un capullo o no». (Nota: capullo es como cabrón, ligón). Resultó que antes no gustaba porque no era un capullo. Funcionó. A veces pensaba «quiero volver para volver a ser yo». Con una chica no salió bien, y apareció este individuo, Orfeo. Con un espejo de pie me puse a hablar una hora. Cambiaban mis líneas de expresión, se dedicaba a machacarme, quería que le dejase a él el control. «Tú no vales para esto, deja que yo actúe como capullo y corto».
Me contaba que de repente se volvía más atractivo y tenía el triple de éxito con las mujeres. Actuaba con seguridad, pedía sus teléfonos, se atrevía a besarlas. Aunque a veces era demasiado frío y manipulador.
Es curiosísimo lo que hace la psique de la persona para llegar a lugares que se prohíbe normalmente.
Prohibido sentir = creo a Orfeo
Prohibido hacer daño = llamo de nuevo a Orfeo
Simplificando el asunto, a todos nos convendría tener personalidad múltiple.
Sin la patología que hay detrás del trastorno, obviamente.
Cuando Ignacio era Orfeo podía pensar y hacer cosas que equilibraban su identidad integral.
Necesitaba sentir más. Necesitaba quitarse culpas.
No se sentía capaz, pues que lo haga Orfeo.
En Las Tres Caras de Eva, otra película, Eva White es la sumisa ama de casa que crea el personaje de Eva White, espontánea, impulsiva y liberada. Dos extremos que bien integrados habrían sido sanadores para ella.
¿Tú qué alter ego quieres crear para equilibrarte?
¿Qué quieres pensar o hacer distinto que otros personajes sí hacen con naturalidad?
¿Qué piensan las personas que hacen aquello que tú ahora no te sientes capaz de hacer?
Si ellos pueden, tú puedes.
Las barreras son mentales, están sólo en uno de tus personajes.
En mis sistemas te cuento cómo la mente crea estas ilusiones mentales que acaban generando barreras reales y cómo puedes disolverlas, puedes verlos pulsando aquí
Un abrazo,
– Rocío