Érase una vez un chico cegado por su ansiedad.
Con miedo a enloquecer, a los médicos y a sus drogas psiquiátricas.
Fundamentalista de las terapias naturales. Plantas, suplementos, gotas, dietas. Un auténtico nazi del mundo holístico-natural-ecológico. Donde abundan las supersticiones mágicas basadas en creencias de acero.
Ese chico es mi hermano en su época más hippy (por llamarlo de alguna forma).
¡Si vieras lo pesado que era!
Parecía un predicador de la cultura holística (ahora nos reímos juntos al recordarlo… y también nos reímos de mi porque yo estuve bastante atrapada en las redes de la psiquiatría oscura, aunque eso es una historia para otro día).
Su vida cambió cuando recibió varias bofetadas de realidad.
Después de gastar mucho dinero y probar muchos productos sin éxito, descubrió cosas interesantes.
Lo más importante: “natural” no signifca “más sano, más seguro, más efectivo” (los científicos llaman a esto la “falacia naturalista”).
¿Te comerías un producto que lleva ingredientes químicos como caroteno, nicotinamida, cloro, ácido málico, acetaldehido y tocoferol?.
Pues eso lo contiene una manzana, ecológica ó transgénica.
Todo es química.
Desde la rueda de un coche, hasta la planta de un pino.
Ya sea una pastilla o una tarta de chocolate.
Obviamente, no es lo mismo un ansiolítico que una tila. Pero cuidado, porque esto justamente es una de las creencias que más perjudicó a mi hermano.
Los productos naturales también pueden hacer daño porque no son inocuos. Incluso la homeopatÍa (que es agua con azúcar) ha hecho mucho daño a personas que rechazaron tratamientos basados en ciencia por creer en los cuentos de hadas de algunas curaciones alternativas.
Hasta la terapia y el famoso coaching pueden hacer daño (si supieras las personas que he visto en consulta destrozadas por exceso de tratamiento cuando no lo necesitaban… o falta del tratamiento adecuado por elegir el incorrecto).
Si no has leído mi ebook gratis sobre cómo elegir el mejor tratamiento para ti y el otro sobre la verdad de los medicamentos, hacerlo te ayudará a evitar sustos y a potenciar tu recuperación.
Siempre me estoy replanteando mis creencias.
Siempre actualizando mis materiales (cada año reviso y mejoro todos mis productos y mi material gratuito).
Íñigo y yo somos integradores. Sin extremos. Ni odiamos a la industria psiquiátrica ni alabamos las terapias alternativas. Estudiamos desde los chamanes de México y místicos cristianos… hasta los neurocientíficos y físicos ateos.
Esa es nuestra mayor fortaleza.
Igualmente, no te puedo prometer que mis técnicas te funcionarán.
Lo único que puedo decirte es que llevo 15 años estudiando, probando y descartando cosas. Ver tanto dinero malgastado y frustración por engaños, me ha hecho desarrollar un ojo crítico que intento mejorar cada día.
Lo que sí puedo prometerte es que te devolveré tu inversión si no te encanta.
Eso sí, tendrás que hacer un esfuerzo de tu parte.
O sea que para entrar en un nueva realidad, sigue este link.