Puede que ya sepas que he tenido mudanza.
Puede que me lo hayas escuchado varias veces.
Lo siento, ha sido mi mono-tema de los últimos días.
Si ya has pasado por una, que es probable, sabrás que es super divertido.
Es irónico, claro.
Según la OMS, un cambio de residencia es uno de los eventos más estresantes de la vida.
Todo empezó el lunes.
8 am. El camión no llega. La empresa se ha equivocado de día, después de haber mega organizado mi agenda.
Ok. Respiro. Bien.
Miércoles. Varios muebles (de los buenos) no caben por la puerta.
Ni cabrán.
Ok. Respiro. Bien.
Me rompen dos cuadros (bonitos).
Ok. Respiro. Bien.
Mi hija empieza a rascarse. Tiene granos por todo el cuerpo. La fiebre empieza a subir. A urgencias.
Ok. Respiro. Bien.
La casa nueva huele raro. Muy raro.
Ok. Respiro. Bien.
Llega mi marido del trabajo y no encuentra un documento importante. Él no gestiona como yo el estrés. Grita.
Ok. Respiro. Bien.
Qué mínimo que una experta en calma mantenga la calma. ¿no?
Pues sí, qué mínimo.
Ser guía o entrenadora de la calma, la claridad y la confianza me motiva para mantenerme ahí. Tengo mis momentos, pero hago por volver.
No es ciencia infusa.
Hago cosas por mantenerme fuerte, cosas distintas a las que debilitan.
Estos días tenía una buena excusa, varias buenas excusas (respaldada por la OMS, cuidado), para haber estado pero muy de los nervios.
Siempre hay excusas.
Pero estoy fuertemente comprometida contigo. Comprometida a actuar, a demostrar, que se puede estar en paz en cualquier momento y en cualquier circunstancia.
Venga, vamos a seguir caminando juntos, viviendo como queremos vivir.
Nos vemos en https://hermanoslacasa.com/sistemas/
Un abrazo
– Rocío.
PD: Estoy agotada, voy a recargar la batería pero ya. Buenas noches desde aquí.