Te animo a que lo experimentes como si fuera la primera vez.
Hay un patrón típico cuando nos relacionamos con el mundo exterior.
El «eso ya lo sé».
Que cierra la mente a nuevas comprensiones y aprendizajes.
A veces escuchas un mismo concepto 20 veces.
Y no es hasta la vez 21 cuando lo captas de forma profunda.
Vamos allá.
Quizás tu objetivo sea controlar los pensamientos negativos.
Y siento decirte que no vas a conseguirlo.
O no de la forma que uno pretende controlarlos.
Te voy a pedir que pienses ahora lo que quieras. Tienes libertad absoluta para pensar lo que quieras.
Lo único que te voy a pedir es que no pienses en un caballo verde.
Cierra los ojos para concentrarte mejor, también puedes mantenerlos abiertos.
Piensa lo que quieras, tienes tantos temas…
Simplemente te pido que no pienses en un caballo verde.
Cualquier cosa menos un caballo de color verde.
Tómate un minuto.
Hazlo.
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¿Cómo te ha ido?
¿Has podido evitar pensar en un caballo verde?
Con este ejercicio, compruebas que no tienes control sobre tus pensamientos.
No tienes esa libertad absoluta que te sugerí antes.
Cuanto más lo intentas controlar, más tendencia hay a descubrir lo imposible que es.
A lo mejor es incluso la primera vez que piensas en un caballo verde. No solemos pensar en caballos verdes.
Esto es simple, pero potente cuando lo entiendes de verdad.
¿Y qué quiere decir?
Que tu objetivo no es que los pensamientos negativos dejen de aparecer.
Los pensamientos ocurren.
Igual que la respiración ocurre.
Trata de dejar de respirar y verás qué sucede.
Los pensamientos no te pertenecen.
Van más allá de tu voluntad, de tu control consciente.
Y no quieren decir nada, ni de ti, ni de la realidad.
Tu reto es cambiar la reacción ante ellos.
Incluso si piensas negativo por haber pensado negativo, una parte de ti sabe que eso es también un pensamiento.
Recordando que puedes pensar lo que le dé la gana a tu mente y permanecer sereno ante ello.
Igual que puedes ver la película Lo Imposible, del Tsunami tailandés, y te puede afectar por momentos, pero no saltas de tu asiento pensando que la ola te va a ahogar. Cuando recuerdas que es una película, vuelves al presente y recuerdas que no es real.
Ese Tsunami sucedió, sí, pero no te puede hacer daño ahora.
Esta semana voy a seguir explicándote las sutilezas que nos ayudan a seguir profundizando.
Muchas técnicas psicológicas (lamentablemente) se enseñan al servicio de la resistencia. Cuando lo que hacías al resistirte, contra-intuitivamente, era darle más poder a la ilusión.
Si hay que resistirse a un pensamiento, ¿qué significa?, ¿cuál es el mensaje que extraes?
Que es peligroso.
Entonces si aparece, parece que hay un peligro. Alimentando así el malentendido que queremos disolver.
El caballo verde pasa a ser «me va a dar un ictus», «va a pasar algo malo», «no tenía que haber hecho eso» o «¿y si me diera por hacerme daño?».
No quieres pensarlo, y cuanto más te resistes, más aparece.
En un momento dado, te das cuenta de que simplemente son imágenes que te ofrece tu mente porque está el sistema de alerta activado.
No eres tú, es un sistema de alerta heredado del más antiguo de nuestros antepasados.
Cierto tipo de pensamientos son producto de una mente en alerta.
De cualquier mente en alerta.
Aparecen por defecto.
Y si no reaccionas con más alerta, que mantenía el sistema activado, la propia mente los desecha y se van.
Te acompaño a conquistar el auténtico control mental en mis sistemas, pulsando aquí
– Rocío