Si tengo algo claro es que:
Cualquier momento es bueno para entrenar el control mental.
Estaba tumbada en pleno ejercicio de repeticiones, el típico en el que levantas la pierna lateral hacia arriba, en series.
A mitad, el dolor era bastante notable. Del 1 al 10, un 7.
Y me fijaba en mi diálogo interno.
Una parte me transmitía la señal de que DEBÍA parar.
Parecía estar directamente conectada con el cerebro. Como si hubiera un cable de cerebro a pierna que me avisaba de que estaba sobrepasando el umbral de dolor.
Era como un mensaje parpadeante que me decía alto: “Para. Para. Para”.
Y en paralelo había otra voz.
Me decía, “fíjate, parece como si hubiera un cable directo de pierna a cerebro. Qué curioso, tiene su lógica. Me está pidiendo que pare, porque duele, pero sé que puedo continuar, que es seguro. Venga, tengo que no hacer caso y seguir, terminar las repeticiones…”
Y a la vez: “Para. Para. Para”.
Seguí hasta el final, sonriendo por haber experimentado mi mente con tanta claridad.
El control mental comienza por identificar estas voces y escoger cuál quieres que predomine.
Siempre hay una voz que es más sabia. Sube su volumen, haz que lidere. Y observa la otra desde ahí.
Prueba a percibir, primero en las situaciones sencillas y ve afinando a medida que experimentas.
Pasa de ser el actor (que está dentro de la película) al Director.
Mis clientes, al practicar mis sistemas, saben lo útil que es este truco en momentos de ansiedad.
Puedes ir comprobando cómo funciona y también puedes acceder a https://hermanoslacasa.com/sistemas/ para aumentar tu maestría mental.
Dirige tu película.
Un abrazo,
– Rocío Lacasa.