Ayer vi «Frozen» por tercera vez.
Tengas o no hijos, es probable que conozcas a Elsa, la Reina de Hielo y su hermana Anna.
Taquillazo de Disney.
La Reina Elsa esconde un gran secreto: tiene poderes criogénicos. Convierte las cosas en hielo y nieve.
Es un don mágico, pero puede volverse en su contra.
Jugando de niñas con el hielo que Elsa crea, Anna tiene un accidente y está apunto de perder la vida.
Todo cambia a partir de ese momento.
Elsa se encierra y vive atormentada durante años. Desarrolla una agorafobia en toda regla.
Pierde el control de su poder.
Intenta reprimirlo, pero eso, paradójicamente, lo intensifica.
La magia se dispara, sobretodo en momentos de alta intensidad emocional
Cuanto más control quiere, menos control tiene.
Elsa tiene pánico a su naturaleza.
Y llega el momento cumbre.
Elsa decide abrazar sus poderes y finalmente consigue liberar su miedo. Toma las riendas y crea un castillo de hielo que será su hogar.
Y canta feliz:
«Suéltalo, suéltalo….»
O «let it go, let it go…».
Saquen sus conclusiones.
Una de las claves del éxito de Disney es que crea personajes con los que nos identificamos. En algunos momentos, nos sentimos como Elsa, como la olvidadiza Dory o como la sacrificada Cenicienta.
Todas las películas Disney tienen un potente trasfondo psicológico. Nos muestran héroes o heroínas con conflictos corrientes.
A Elsa le habrían ayudado mis sistemas. Quizás los leyera porque ese «Suéltalo» es uno de los conceptos que practican mis clientes para liberarse de la ansiedad y el miedo.
Como te decía ayer, cualquier oportunidad es buena para profundizar en tu proceso de auto-comprensión.
Te mando un fuerte abrazo y una muy Feliz Navidad.
Por cierto, no te exijas que sea tan feliz como nos venden que debería ser. Suéltalo y siéntete como te apetezca. Quizás sea más feliz el día 26, no importa.
Con amor,
– Rocío.