Ni lo sé, ni me importa

¿Sabes qué?

Que no hay que entender todo.

Me encanta cuando un cliente me pregunta qué significa este o este síntoma, esta reacción o esta emoción, buscando una respuesta experta y le contesto «no lo sé». Puede que llevemos varias sesiones y supongan que ya debería tener respuestas certeras.

«No tengo ni puñetera idea», digo a veces.

Y lo digo calmada y sonriendo.

Las personas más «mentales» se descolocan ante mi tranquilidad ante el no saber.

Pero les estoy dando lo que necesitan.

Sus cabezas creyeron que el control pasa por tener todo colocado, encajado, comprendido y analizado.

Para sentir que están en control, cada decisión tiene que ser racionalizada. Cada acción justificada.

Esa es una idea loca.

Porque hay cosas que sencillamente no tienen respuesta. O la tienen, pero no es necesario saberla para avanzar.

Por eso necesitamos trabajar con el cuerpo. El cuerpo entiende cosas que la cabeza no.

Sabiduría animal, ancestral, visceral, pulsional.

Una persona que practica Yoga, que baila o que hace meditación autógena llega a verdades que su mente no registra. Pero las vive e integra, se dé o no cuenta racionalmente.

Por ejemplo, un cliente que practicaba la meditación autógena y estuvo unos días centrado en sentir el peso de su cuerpo entendió, a nivel corporal, que era fuerte y que tenía poder personal. Conectó con su propio espacio, con su espacio físico y psíquico, con los límites de su cuerpo. Entonces, empezó a poner límites a su padre. No tuvo que estar pensando en que «tenía derecho a hacerlo», ni leyendo sobre asertividad, ni darle vueltas a qué decir y qué exigir. Su cuerpo le llevó a hacerlo.

Otra persona comenzó a practicar el ejercicio de calor y eso le llevó a conectar con sus impulsos agresivos, entre ellos los sexuales. Se convirtió en un gran amante. Hasta entonces había sido una obsesión, estaba todo el día en la mente, pensando que podía mantener la erección, visualizando, haciendo autoafirmaciones, leyendo sobre cómo entrenar su pene, trabajando su autoestima… De nada le servía. CUERPO.

No tuvieron que entender lo que había pasado.

Hay respuestas que están en otro nivel.

El miedo… ay el miedo…

O le cuentas a tu cuerpo que puede sostenerlo, o la mente dirá «no». Siempre encontrará razones para seguir dudando.

Por eso en mis sistemas las sensaciones, la conciencia corporal es una pieza clave. Si te interesa enchufarte a la sabiduría corporalvisítame pulsando aquí

Un abrazo,

– Rocío

PD: Mucho amor a los que me insultan por las redes 😉 Os quiero.

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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